Las Cabezadas de León: entre la inteligencia artificial y el empate entre el Cabildo de San Isidoro y el Ayuntamiento

Ceremonia de las Cabezadas en León con la intervención al fondo del síndico municipal, Vicente Canuria.

Elena F. Gordón / Agencia ICAL

El Cabildo de la Real Colegiata de San Isidoro y el Ayuntamiento de León cumplieron este domingo una doble tradición: la entrega de un cirio de arroba bien cumplida y dos hachones por parte del Consistorio a la entidad religiosa y el empate en el enfrentamiento dialéctico anual que mantienen ambas instituciones sobre si la ofrenda es obligada, como sostiene la autoridad eclesiástica, o voluntaria, como defiende la civil.

El síndico municipal de este año, Vicente Canuria, se enfrentó verbalmente al canónico Manuel García aludiendo a argumentos legales que su oponente rechazó haciendo uso de símiles que aludían a algunas aficiones del edil, como la pesca y el ciclismo. El concejal introdujo la inteligencia artificial en el debate para apoyar sus argumentos e insistió en la incapacidad de su contrincante para poder probar la obligación del acto surgido a partir de una sequía registrada en el siglo XII, por la que se sacaron en procesión los restos de san Isidoro. También propuso rebautizar la celebración como “la fiesta de los cabezotas que no terminan de entender que se acude de forma libre y voluntaria”.

“La costumbre forma parte de la ley y ustedes vienen a cumplir ese foro, esa obligación”, recalcó el canónigo, quien mostró su alivio al comprobar, ya al final de las intervenciones, que al menos este año no se cumple un temor que manifestó, no exento de ironía. “Parece ser que nos libramos este año de que nos propongan una ceremonia sostenible, transversal y vegana”, dijo.

Antes, recibió el obsequio presentado por el edil como propuesta para modernizar la estética del abad, presente en el acto: unos calcetines rosa con llamativos dibujos, similares a los coloridos que suele utilizar el alcalde, José Antonio Diez (también presente al frente de la Corporación) con los que Canuria propuso simbolizar un acuerdo que muestre la renovada colaboración Cabildo-Consistorio. “Somos eslabones de una larga cadena. Los mantenedores de esta tradición, con la obligación de unirnos a las siguientes generaciones para que esto perviva”, remarcó Manuel García.

Cerrado el turno de intervenciones, se procedió a la entrega de los cirios y a los protocolarios saludos antes de la misa que precedió a las inclinaciones de cabeza que los munícipes protagonizan cada año como despedida de un acto que contó con la asistencia de numeroso público y de una nutrida representación institucional.

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