Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El fantasma de una repetición electoral sobrevuela la campaña catalana
Teresa Ribera: “Las llamadas leyes de concordia imponen la desmemoria”
OPINIÓN | Cuatro medidas para evitar el lawfare, por Juan Manuel Alcoceba Gil

Por qué el sentimiento comunero pervive 500 años después y divide a la sociedad y los partidos políticos

Demostración de un baile tradicional en Villalar de los Comuneros, el 23 de abril. Imagen de archivo.

Alba Camazón

Valladolid —

21

El movimiento comunero —revuelta, revolución o rebelión, aún hay debate al respecto— reclutó a la nobleza castellana y leonesa en contra de un rey, Carlos I, que ni siquiera hablaba el idioma y que solo veía en esa tierra un lugar en el que recaudar impuestos. Los comuneros reclamaban una democracia limitada, el fin de los abusos de la Corte, la reducción de gastos de la Corona y una reforma de la Justicia, entre otros aspectos.

El 23 de abril se conmemora la batalla entre los realistas de Carlos I y los comuneros, que perdieron en Villalar de los Comuneros. El 24 de abril de 1521, los tres líderes comuneros —Juan Bravo, Juan Padilla y Francisco Maldonado— fueron ajusticiados. Por eso muchos en Castilla y León dicen que se conmemora 'la derrota' de los comuneros, aunque lo que se ha pretendido siempre ha sido el contrario: reivindicar la lucha por la libertad y las ideas políticas.

La campa lleva dos años (los dos de Vox al frente de la fundación dependiente de las Cortes) sin programación cultural organizada por la Fundación Castilla y León. El gobierno autonómico ha organizado actividades en varias ciudades de Castilla y León para el próximo martes, una decisión que ha ido acompañada de reproches por parte de la oposición y al menos parte de la sociedad leonesa.

La fiesta del Día de Castilla y León se eligió con la intención de fomentar un sentimiento de 'comunidad', del que algunos todavía rehúyen. El historiador Enrique Berzal, cree que esta fecha no ha servido para generar “una identidad de tipo autonómico”, pero sí para “reivindicar unos valores de solidaridad y participación política que pueden ser extensibles al resto de España”.

La campa de Villalar al final de la dictadura

La campa de Villalar de los Comuneros empezó a ser objeto de peregrinación a finales de los años 70, antes de la democracia. Fuerzas de derecha e izquierda castellanista y regionalista ocupaban el espacio, aunque en pocos años se convirtió en un “reducto” con fuerzas políticas de izquierda, extrema izquierda, con la presencia hasta de Herri Batasuna, explica Berzal.

Hipólito Rafael Oliva, catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, apunta que, con la constitución de la comunidad autónoma de Castilla y León, se buscó un referente histórico. “Evocaron un pasado glorioso también, que quizás fue el último momento glorioso de los reinos de Corona de Castilla y de León”, apunta.

“Por un lado está esa identificación a la izquierda de la campa de Villalar. Por otro lado, es verdad que Alianza Popular al principio estaba en contra de la configuración actual de la comunidad autónoma: la separación de Segovia, de León, incluso había movimiento burgalesista. Alianza Popular no tenía una cultura política autonomista”, continúa Berzal. En los años 80 hubo episodios de violencia, como el asesinato de un joven en 1987.

El gobierno autonómico dirigido por el Partido Popular desde 1987 estuvo durante 14 años sin acudir a la campa de Villalar, algo que cambió con la llegada de Juan Vicente Herrera a la Presidencia en 2002, aunque los primeros años provocó ciertos rechazo —y el presidente y los consejeros iban escoltados— y se limitaba a una participación oficial a primera hora del día, que se había ido normalizando.

“Históricamente no hay una cultura política muy autonomista dentro del PP y la izquierda ha monopolizado la campa. Vox muestra un rechazo frontal: por un lado, identifican el ejemplo comunero con la izquierda política y por otro, es un partido centralista, está en contra de la España de las autonomías. Villalar para ellos es el símbolo de una reivindicación de autogobierno”, continúa Berzal. Todavía hoy, partidos, sindicatos y colectivos de izquierdas montan puestos y carpas reivindicativas y festivas en la campa.

Una reivindicación por la libertad, la igualdad y la justicia

El doctor en Filosofía e Historia, Salvador Rus Rufino, rechaza que el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Juan García-Gallardo, redujera la celebración de Villalar a “un aquelarre de la extrema izquierda”. “Lo que se ha intentado reivindicar es la lucha por la libertad, la igualdad y la justicia, de unas personas que dieron su vida por unas ideas y unos ideales que estaban muy arraigados en el pensamiento colectivo de no tener un rey que no se preocupara de su reino”, resume Rus Rufino, que en 2020 fue nombrado comisario de la celebración del V Centenario de la Guerra de los Comuneros.

Oliva considera que las personas que acuden normalmente a la campa están “bien informadas” sobre la Guerra de las Comunidades, un evento que “ponen en valor”. “Lo razonable es que en una sociedad democrática avanzada todo el mundo haga de esto [la revolución comunera] algo suyo, como ocurre en Francia con el 14 de julio. Los ciudadanos tomaron masivamente la palabra, hubo una importante participación popular. Se trataba de frenar la arbitrariedad de la Corona y de la emancipación de los individuos”, expone el catedrático, que ha participado en un panel internacional de revueltas medievales.

Salvador Rus Rufino pone el foco en la Unión del Pueblo Leonés (UPL). “Sería injusto decir que el PP o el PSOE se han desvinculado de Villalar porque la Junta de Castilla y León han hecho una apuesta audaz en los últimos años. La UPL sí se ha desvinculado permanentemente de la fiesta”, expresa este catedrático en Historia de la Universidad de León. Rus reconoce que la UPL es “coherente”. “UPL dice: ' No nos identificamos con esta configuración territorial y no nos identificamos con los hechos de los comuneros'. Y es coherente con ello”, expresa Rus Rufino, que sí destaca que la actividad comunera en León fue “muy intensa” en el siglo XVI.

De hecho, el leonesismo en otros partidos políticos también es un factor a tener en cuenta. Esta misma semana el secretario provincial socialista en León, Javier Alfonso Cendón, y la procuradora autonómica y secretaria de Organización del PSOE leonés, Nuria Rubio, anunciaron que presentarán en el parlamento autonómico una iniciativa para pedir que Castilla y León tenga otra fiesta oficial: el 18 de abril en recuerdo a las primeras Cortes democráticas en 1188. Una propuesta que ya el PSOE autonómico liderado por Luis Tudanca aprobó en su congreso del año 2021.

Trasladar las circunstancias políticas del siglo XVI al XXI

En cualquier caso, los historiadores coinciden en que trasladar las circunstancias políticas y sociales del siglo XVI al siglo XXI es un error. “No lo podemos evitar porque vivimos en un tiempo en el que los fenómenos del pasado nos parecen actuales, ya sea la época que sea, pero tenemos que discernir y ver los hechos del pasado con el afán de encontrar una lectura crítica para construir un presente mejor”, apunta Laura Lara, nombrada junto a su hermana María historiadoras oficiales de la conmemoración del V Centenario de los Comuneros en Castilla-La Mancha.

“Es una apropiación indebida, podríamos decir”, explica Berzal, que rechaza un paralelismo en la dicotomía realistas-comuneros y derecha-izquierda. “Son otras categorías históricas las que se utilizan. Pero es el mecanismo que últimamente más realizan los políticos: se apropian de los episodios históricos para llevarlos a su cauce partidista, lo vemos con los comuneros, la guerra dels Segadors, la II República...”, insiste Berzal, profesor titular de la Universidad de Valladolid

Hipólito Rafael Oliva cree que se podría establecer cierto paralelismo de “una situación en la que se quieren cambios” con los comuneros porque fue “un cuestionamiento del orden social y político”. “Los partidos más conservadores lo ven con una cierta distancia, pero me parece un error porque las demandas de los comuneros eran fundantes para el tipo de sociedad en la que vivimos ahora”, zanja.

El trabajo de la Fundación Castilla y León en el V Centenario

Hipólito Francisco Oliva y Salvador Rus Rufino destacan el trabajo y esfuerzo que realizó la Fundación Castilla y León —dependiente de las Cortes y que ahora está en manos de Vox, cuya utilización ha provocado la salida del PSOE y CCOO— en el marco del V centenario de la batalla de Villalar. En el marco de esa efeméride se produjo el documental Comuneros. Su director, Pablo García Sanz, asegura que el largometraje pretende servir como “una puerta de entrada” al movimiento comunero. “A la gente le interesa muchísimo, es un movimiento que podría haber cambiado la historia de España de haber triunfado”, añade.

García Sanz lamenta que apenas haya películas y libros respecto a los comuneros que no sean investigaciones científicas. “El movimiento tuvo importancia no solo en el siglo XVI, sino en el siglo XIX y XX. Se ha utilizado para dar identidad nacional en el siglo XIX y regional en el XX”, afirma el documentalista.

El siglo XIX recupera el movimiento comunero

La doctora en Historia Medieval Beatriz Majo Tomé explica que los liberales recuperan la figura de los comuneros en el siglo XIX, especialmente de la mano de las Cortes de Cádiz y en el Trienio Liberal. “Se recuperan pero utilizando esos conceptos contemporáneos de libertad y justicia, por ejemplo”, apunta Majo Tomé, que recuerda que en 1823 ya hubo un acto en recuerdo a la batalla de las Comunidades.

En el siglo XIX no solo se recuperan las figuras de Bravo, Padilla y Maldonado, también ensalzan la figura de María Pacheco, pero desde un punto de vista romántico. “Se reivindica la figura de María Pacheco, pero no tanto como una mujer que participa en el movimiento, sino más bien con una idea del amor romántico: se la relaciona con estos ideales de libertad y justicia, pero se recalca el papel de cómo una mujer, por amor a su marido ajusticiado —Juan Padilla— mantiene la lucha que había mantenido él”, explica Majo Tomé. La profesora de Secundaria y profesora-tutora de la UNED en Ponferrada destaca que María Pacheco fue una mujer “muy culta y preparada”.

“Ya avanzado el siglo XIX, tenemos dos tendencias liberales: la más abierta y la más conservadora. Esta última vuelve al mito de los comuneros, pero viéndolo con un poco de recelo, del fracaso de no haber visto también la gloria del imperio que venía con Carlos V. Esta visión es la que se recupera durante el Franquismo. Se hace un símil con los republicanos: asemejan lo torpe que fueron los republicanos de no ver el glorioso alzamiento con lo torpe que fueron los comuneros por no ver la gloria que venía con Carlos V”, explica Majo, que ha investigado sobre el movimiento comunero, la gobernanza de las ciudades y la participación de los grupos populares en conflictos medievales.

De hecho, el Congreso de los Diputados aloja una cartela del siglo XIX en recuerdo a Juan de Padilla, Juan Bravo y Francisco Maldonado, aquellos que hace 500 años consiguieron levantar a un pueblo que todavía hoy tiene reivindicaciones y exigencias hacia los más poderosos.

Etiquetas
stats