“Esto empezó como un hobby, pero ahora es un vicio”. La frase resume cinco años de andadura de un artista hasta ahora desconocido que hace maquetas de lugares muy reconocibles. Nada parece casualidad. Y es que Ángel Rodera Gelo labró su trayectoria laboral en torno a la piedra y la pizarra, los dos materiales junto a la madera sobre los que ahora que está prejubilado forja reproducciones de monumentos y edificaciones que llaman sobremanera la atención de sus paisanos de Carracedelo. Su pueblo fue precisamente el punto de partida de una afición que ha estirado para afrontar otros hitos del patrimonio berciano, al tiempo que exprime la imaginación para acondicionar buzones singulares en un puñado de casas de sus propios vecinos.
Nacido en Carracedelo, donde se radicaron sus padres, ambos originarios de San Cristóbal de Valdueza (Ponferrada), Gelo ya había ejercido como ayudante de albañil y en otros oficios antes de cumplir el servicio militar obligatorio. Fue al regreso de la mili cuando se asentó laboralmente en la empresa Granilosa, donde trataba mármol y granito para hacer desde encimeras de cocina hasta lápidas. “Me resultaba un trabajo muy entretenido”, dice como dando pistas sobre su futura afición. El caso es que los problemas físicos se acumularon, primero con una psoriasis reumática que lo dejó durante un par de años prácticamente sin poder caminar: “Al pisar era como si me clavaran agujas”. Luego pasó por una mina de oro en Portugal y estuvo serrando pizarra la Cabrera, primero en Sigüeya (Benuza) y luego en La Baña (Encinedo). Hasta que fue la espalda la que se resintió para quedar de baja en 2020 y prejubilarse en 2023.
“Yo siempre quise hacer la iglesia de Carracedelo”, cuenta para explicar cómo trasladó su gusto por hacer molduras ya en su etapa laboral a una afición que planteó inicialmente con la idea de afrontar de mejor manera la baja de 2020. Siete meses tardó entonces en completar la maqueta, con fachadas de piedra, tejados de pizarra y madera para la entrada con el pórtico. Se trata de la primera de una colección que ya desborda el espacio de su casa. “¿Dónde están los planos?”, le preguntaba una prima de su esposa que ejerce como arquitecta en el Ayuntamiento de Jaén. No los hay. Gelo se planta ante el edificio, saca fotos desde diferentes perspectivas y afronta la tarea sin más referencias. No hay tampoco escalas. “Y cuando me parece que ya lo tengo, digo: ya está”. El resultado, conociendo su modus operandi, es todavía más sorprendente.
Y es que el artista berciano establece una conexión mental entre el edificio original y la futura maqueta. “Cuando voy a hacer las fotos para la maqueta, ya la meto aquí”, dice señalándose la cabeza sin eludir que necesita en momentos determinados perfilar los detalles revisando las imágenes. Y hay un motor que acelera el trabajo: “Y luego ya estoy deseando acabar la maqueta para ver cómo queda. Y por eso es un vicio”. Con huerto y gallinas, lo habitual en un día normal es despacharlos a primera hora de la mañana. “Y luego vengo para aquí y soy feliz hasta la hora de comer”, relata no sin matizar a renglón seguido: “Esto es mucho de pensar. Y no puedes dedicarle muchas horas porque te puede saturar”.
"¿Dónde están los planos?", le preguntaba una prima de su esposa que ejerce como arquitecta en el Ayuntamiento de Jaén. No los hay. Gelo se planta ante el edificio, saca fotos desde diferentes perspectivas y afronta la tarea sin más referencias
A la iglesia le siguió primero su casa natal, el viejo Ayuntamiento de Carracedelo. “El resultado también fue satisfactorio”, señala para citar otros elementos del municipio ya abordados como un molino, un palomera y varias casas. Con la emblemática iglesia de Peñalba de Santiago (Ponferrada) comenzó un recorrido por otros hitos de la comarca. Animado por la cartera de Correos, afrontó el Castillo de los Templarios de Ponferrada, convertido en una suerte de Castillo de Herodes en un belén estrenado el año pasado al que también le puso un par de pallozas y para el que ya tiene pensado añadir un poblado en la próxima Navidad.
Su obra, que ya ha estado expuesta en el Marca (Museo Arqueológico de Cacabelos) y en la Casa de la Cultura de Carracedelo por las fiestas patronales, despierta asombro y también curiosidad entre el público, que se fija tanto en el conjunto como en los detalles. Fue así como una niña vecina le hizo notar que en la iglesia de Carracedelo faltaba la papelera. Y la añadió. “Cuando tengo abierto, aquí siempre hay gente”, cuenta minutos antes de que la realidad le dé la razón y un curioso pare el coche para hacer fotos a las maquetas. Con el espacio del garaje ya desbordado, Gelo suspira por contar con un lugar donde exponer sus trabajos de forma permanente. “Eso sería lo ideal”, desea.
La reacción de la gente fue inmediata. “Nada más terminar la iglesia de Carracedelo me la compraban. Y me la pagaban muy bien. Pero me entró una cosa por la barriga. Me dio un escalofrío. Y dije que no la vendía”, refrenda para hacer ver el valor sentimental añadido. El Palacio de Canedo, otro emblema de la comarca, se lo quedó su consuegra, al tiempo que ha afrontado encargos como la casa de un vecino de Dehesas y diseñado los galardones para la reciente Trail de Peón de Arriba.
Fruto de la casualidad sí ha sido la ejecución de buzones, la última vuelta de tuerca de su afición. “El vecino me dijo que tenía que hacerle un buzón. Y, cuando lo terminé, me dije: ¿el vecino tiene un buzón bonito y yo uno de lata?”. Se puso manos a la obra y ya son alrededor de una quincena los realizados para vecinos de Carracedelo, en este caso aguzando el ingenio para darles un toque diferente. Y así es como en estos días afronta uno en forma de hórreo, un guiño para un paisano de origen gallego. Lo hace, dadas sus dificultades para estar de pie, sentado en una silla baja, poniendo piedras, pizarra y la Sika con arena y cemento para el ensamblaje (“con masa sería imposible porque se caería”, precisa), los elementos necesarios para desarrollar una afición que se ha convertido en un vicio para un artista todavía desconocido (pero ya presente en redes sociales como Instagram o TikTok) que afronta su labor en el corazón de una comarca que está reconstruyendo a pequeña escala.