La Asociación de Castañicultores de los Tres Valles, que integra a productores de Vega de Valcarce, Balboa, Barjas y Trabadelo, ha alertado este jueves sobre la situación crítica que atraviesa la castaña en el Bierzo Oeste, al cumplirse diez años de su constitución, y ha reclamado apoyo institucional para sobrevivir.
Durante la presentación de la memoria de la primera década de actividad, el presidente de la agrupación, José Luis García Peña, ha advertido de que si no se actúa de inmediato, “los castaños podrían desaparecer y con ellos un recurso económico y cultural clave para la comarca”.
La despoblación, el abandono de los sotos centenarios y la proliferación de plagas como la avispilla del castaño y hongos como Gnoniopsis smithogilviyi han reducido hasta un 70% la producción en campañas recientes, según la Asociación.
Estas dificultades se han visto agravadas por la escasa demanda y los precios poco competitivos, que han llevado a muchos productores a dejar parte de la cosecha en los árboles.
Además de los problemas fitosanitarios, los castañicultores denuncian la falta de infraestructuras básicas para la actividad: caminos de acceso, zonas de almacenamiento y equipos de selección.
Entre las necesidades más urgentes, la Asociación reclama la construcción de una nave para almacenar y clasificar la castaña, la dotación de maquinaria específica y un plan de mantenimiento de caminos y cortafuegos.
Pese a estas dificultades, la memoria refleja logros importantes alcanzados por la agrupación desde su fundación en octubre de 2015.
La Asociación ha conseguido aumentar el número de socios de 36 en 2017 a entre 60 y 70 desde 2021 y ha coordinado la recolección de miles de kilos de castaña, alcanzando cifras de hasta 60.000 kilos en campañas favorables.
Entre los proyectos más destacados está la recuperación de sotos abandonados, el impulso de la castañicultura ecológica y la transformación de la castaña en origen, con el objetivo de generar empleo local y evitar la venta a granel.
La Asociación también vincula el cultivo a iniciativas turísticas y culturales, como rutas de senderismo, jornadas gastronómicas y magostos.
García Peña ha destacado el esfuerzo de los socios a lo largo de la década y recordó que, aunque la producción ha sido irregular, la asociación mantiene la aspiración de alcanzar el millón de kilos anuales si los sotos se cuidan adecuadamente.
El colectivo concluyó pidiendo “compromiso y recursos” para proteger un sector que considera estratégico para la economía, la cultura y la biodiversidad del Bierzo Oeste.