La centenaria Feria de San Miguel de Cacabelos da cita el fin de semana a 150 caballos, yeguas, potros y burros

Unos 150 ejemplares de ganado se intercambian en la centenaria feria de Cacabelos.

Agencia EFE

Cacabelos acoge este sábado y domingo su tradicional Feria de San Miguel, un encuentro de carácter anual que aúna actividades relacionadas con la ganadería, la agricultura y la gastronomía. Se trata de un intercambio de ganado que supera los 500 años y que regresa como un encuentro popular con nuevos alicientes. A lo largo de los dos días se darán cita alrededor de 150 ejemplares entre los que se encuentran yeguas, caballos, potros y burros llegados fundamentalmente del norte de España.

Además, durante los dos días que dura la muestra, los asistentes podrán disfrutar de puestos de artesanía, aperos de labranza, textiles y productos de la huerta, los tradicionales ajos, así como del típico pulpo a feira, junto a una de las partes más destacadas de la Feria como son los tratados de ganado equino.

“La Feria de San Miguel es un legado vivo que nos esforzamos en mantener y que ha sido transmitido a través de generaciones, manteniendo viva la memoria de la tradición”, señala la alcaldesa del municipio, Irene González.

“No solo fomenta el intercambio económico a través de la compra-venta de productos locales, si no que también sirve de punto de encuentro para los vecinos, vecinas y visitantes, fortaleciendo así los lazos sociales”, ha añadido.

Los orígenes de la Feria datan del siglo XV, cuando las transacciones de ganado y venta de productos agrícolas, textiles y vinícolas se sucedían durante tres días.

A partir del siglo XVIII se tiene constancia de su celebración en los alrededores del Santuario de las Angustias, y en el interior del recinto del actual albergue de peregrinos, donde se situaban exclusivamente los fabricantes de mantas y calcetines del Val de San Lorenzo, que tributaban directamente a las arcas de la Virgen por ocupar aquel lugar.

En las puertas de la iglesia y en sus proximidades se situaban los puestos de los guarnicioneros, quienes utilizaban los muretes del atrio como mostrador. Cerca de ellos se ubicaban los vendedores de ristras de cebollas, ajos y pulpo, y los vendedores de ganado en la zona de lo que hoy en día es el aparcamiento del recinto ferial.

En la actualidad, el ganado se sitúa en el recinto habilitado para ello en las inmediaciones del río Cúa y el resto de puestos tradicionales se han trasladado a la Plaza Mayor.

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