El equipo de fútbol del Bierzo que en 1989 goleó a una selección de funcionarios de la UE: “Nunca hemos perdido en Europa”

De izquierda a derecha, arriba: Rafa Méndez, Audelino Blanco, Roberto Camblor, Antonio Álvarez, Andrés Arias; y abajo: Manuel Arias, José Luis Méndez y Pedro García, en el campo de fútbol de Noceda del Bierzo.

César Fernández

Noceda del Bierzo —

España acababa de ingresar en la entonces Comunidad Económica Europea (CEE), los españoles vivían aquel proceso como un anhelo cumplido todavía con complejo de inferioridad y el Real Madrid de la Quinta del Buitre quedaba apeado de la Copa de Europa por el Milan de Carlo Ancelotti. La mayoría de los componentes de la delegación de Noceda del Bierzo (en plena cuenca minera de la provincia de León) que en abril de 1989 viajaron al corazón de las sedes comunitarias para jugar un partido de fútbol nunca habían traspasado los Pirineos. Llegaron con la sensación de ser ciudadanos de segunda división en un club político por entonces restringido a 12 países. Y, sin embargo, ganaron por 0-11 a un conjunto compuesto por funcionarios del Parlamento Europeo. Cinco años después repitieron visita y victoria hasta alimentar una leyenda que ahora proclaman entre risas: “La Unión Deportiva Noceda es el único equipo español que no ha perdido un partido en Europa”.

La Unión Deportiva Noceda se fundó a principios de los años ochenta. Había estrenado ya en 1987 el campo municipal en un encuentro contra el club de referencia de la comarca berciana, la Deportiva Ponferradina, cuando dos años después recibió la invitación para enfrentarse a un equipo representante del Parlamento Europeo que competía en la liga de Luxemburgo. Era abril de 1989 cuando un autobús compuesto por futbolistas, directivos, miembros de la Corporación municipal y periodistas salió con destino a Centroeuropa. Pararon a comer en Palencia y a cenar en Irún, donde vieron la eliminatoria de Copa de Europa en la que el Milan frenó al Real Madrid con goles, uno de ellos de Ancelotti. A primera hora de la mañana siguiente llegaron a París a recoger a un jugador. “Y no nos perdimos. Eso ya tuvo mérito”, advierten al narrar aquel viaje de ida que tuvo como primer destino las instalaciones del Europarlamento en Luxemburgo.

Allí se les hicieron presentes las dos Españas a través de dos paisanos leoneses. Fernando Suárez había sido ministro de Franco y José Álvarez de Paz cura rojo. Los dos eran también iconos de la España de la reconciliación: el primero, reconocido jurista, había defendido con brillantez en las Cortes la Ley para la Reforma Política que permitió pasar de la dictadura a la democracia; y el segundo, abogado laboralista, ocupaba durante el golpe del 23F un escaño socialista en el Congreso de los Diputados todavía sin saber que estaba en una lista negra de posibles depurados. Ambos eran en abril de 1989 eurodiputados: por el PP tras reformularse la marca de Alianza Popular y por el PSOE, respectivamente. Suárez había nacido en León y De Paz en Noceda, por lo que fue inspirador y embajador de aquel viaje de sus vecinos (también había sido concejal) a las sedes comunitarias.

España, que se había incorporado a la Comunidad Económica Europea en 1986, venía de ser la de los emigrantes. “De los pueblos sólo se había salido al extranjero para trabajar”, señala José Luis Méndez, que jugaba de centrocampista y que reparte juego en la conversación para recrear aquel viaje inscrito en las promociones de la época para conocer las instalaciones comunitarias. La expedición berciana contaba con su propia cuota de antiguos emigrantes: el entonces presidente del club, Antonio Marqués, y su alma mater, Antonio Arias Crespo, que habían estado ambos en Suiza. Y así ayudaron a hacer de intérpretes en una excursión coronada en un partido de fútbol en el que no hubo color. El entrenador, Roberto Camblor, apenas tuvo que dar instrucciones y el portero, Rafa Méndez, pasó casi todo el encuentro de brazos cruzados. Por entonces en Regional Preferente con un conjunto compuesto fundamentalmente por obreros (la mayoría mineros del carbón), la Unión Deportiva Noceda goleó 0-11 a un equipo de funcionarios del Europarlamento.

Botillos, hogazas, jamón y vino

Los bercianos golearon en el campo y en el restaurante en la comida de hermandad a la que llevaron botillos sin dejar de tener que explicar cómo había que cocerlos y cómo había que hincarles el diente. “Nos dimos cuenta de que aquí comíamos mejor”, cuentan al contrastar los sabores del embutido con los del bufet del Parlamento Europeo. Todavía se desplazaron hasta Estrasburgo (Francia) entre grandes cementerios con cruces de caídos durante la Segunda Guerra Mundial y con heridas abiertas por el pasado con Alemania que precisamente la creación del club comunitario vino a cicatrizar. Regresaron habiendo constatado que el continente viajaba a otra velocidad con mejores carreteras o infraestructuras todavía incipientes en España como las grandes áreas de servicio. Precisamente cuando se toparon con una cerrada, sacaron las hogazas, cortaron jamón y brindaron con vino llevado en un odre de cabra.

"La Unión Deportiva Noceda es el único equipo español que no ha perdido un partido en Europa", cuentan los exfutbolistas entre risas al recordar aquellos partidos contra funcionarios del Parlamento Europeo

Hubo en verano partido de vuelta. Con el campo lleno hasta la bandera, la Unión Deportiva Noceda volvió a golear al imponerse 8-0 (y eso que Vicente de Paz Chaquetas jugó aquel día para el equipo visitante), según rescata de las estadísticas el entonces alcalde, Antonio Álvarez Tónicas, que había liderado la representación municipal junto a concejales como Audelino Blanco. Cuando José Álvarez de Paz ya estaba a punto de dejar el acta de eurodiputado para ejercer como gobernador civil en Pontevedra en la recta final del Gobierno de Felipe González, se fraguó el segundo viaje: esta vez por Ginebra hacia Bruselas. El resultado, también contra un equipo de funcionarios comunitarios, fue esta vez más ajustado: 1-2. Aunque España se abría al mundo con los Juegos Olímpicos de Barcelona y la Expo de Sevilla en 1992, algunas cosas todavía no habían cambiado. “Se nos seguía mirando como por encima del hombro. Parecía que éramos europeos de segunda”, constata José Luis Méndez.

Fue este segundo viaje en mayo de 1994, hace ahora 30 años. Al actual alcalde de Noceda del Bierzo, Andrés Arias, todavía le faltaban unos meses para venir al mundo. Creció oyendo la historia de aquellos vecinos que viajaron por Europa sin ser del todo conscientes del contexto político. “Nosotros éramos jóvenes: fuimos a jugar al fútbol, a ver aquello y a pasarlo bien”, resume Méndez entre el relato de escenas entonces inverosímiles como el pagar por usar baños públicos todavía sin euros en un París multiétnico comparado con una cuenca minera en la que los extranjeros habituales eran los caboverdianos y pakistaníes que llegaron para sacar carbón. “Europa era el anhelo de los que queríamos construir aquí”, señala el actual regidor antes de destacar la figura de Álvarez de Paz. “Quiso acercar Noceda a Europa o Europa a Noceda”, apunta José Luis Méndez mientras Roberto Camblor recuerda cómo en sus últimos años de vida, ya impedido por un cáncer de boca, le contaba por escrito las gestiones finalmente infructuosas con la leyenda italiana del Mundial de España 1982 Paolo Rossi para fundar un torneo europeo al que habría regresado el equipo de Noceda.

España es ahora un miembro de más relevancia en la ampliada y reformulada Unión Europea, los españoles viajan por el continente con más naturalidad y Carlo Ancelotti pasó a ser entrenador del Real Madrid para llevarlo a finales de la Copa de Europa como la de este sábado frente al Borussia Dortmund. La Unión Deportiva Noceda desapareció a principios de la década de los 2000. Sus viajes de entonces suenan a una época lejana y superada. Sus protagonistas los recrean como un ejercicio de nostalgia al recordarse con un vecino como embajador en una cámara de representación en la que tenían que ponerse cascos para traducir las intervenciones ante un plenario que se renovará tras las elecciones de este próximo 9 de junio, unos comicios que siguen pasado todavía más bien desapercibidos en España incluso para quienes hace tres décadas llevaron goles y botillos a Europa. 

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