Cuando uno se adentra en el valle de Fornela, detiene su coche y estira las piernas, un rumor de agua, acompañado por el incesante sonido de los cencerros de las vacas te envuelve hasta el mismo momento de salir de él. Un valle dentro de una reserva de la biosfera tan desconocido como interesante. En la comarca de El Bierzo, a treinta kilómetros (por pista) de Galicia y a siete de Asturias, se encuentra el valle de Fornela. Un fin de semana no es todo el tiempo que se necesita para conocerlo a fondo, pero sí para hacerse una idea.
Siete pueblos forman el valle de Fornela, bajo el paraguas del Ayuntamiento de Peranzanes. La forma oficial de nombrarlos y la autóctona (facilitada por Fernando Álvarez-Balbuena) es la siguiente: Valle de Fornela/Forniella; Faru/Faro; Chan (col barriu de Pradu)/Chano; Trescastru/Trascastro; Pranzáis/Peranzanes; Careiseda/Cariseda; Fernidiellu/Fresnedelo;Guímara/Guímara
Tradición danzarina
Dos fechas, el 15 y 16 de agosto, y un lugar, el Santuario de Trascastro, une a los y las fornelas de una forma especial. Las danzas de Fornela, que aspiran a ser declaradas Fiesta de Interés Regional, tienen en el documental 'Tradición y danzas en el valle de Fornela' uno de sus mayores escaparates. Unas danzas documentadas desde al menos quinientos años y que fueron abiertas a la participación femenina en la década pasada. Unas danzas protagonizadas por las y los danzantes de Guímara, Chano, Trascastro y Peranzanes.
Senderismo
Uno de los puntos más destacados del valle es el nacimiento del río Cúa, una ruta que parte de la última localidad del valle, Guímara, a la que volveremos más adelante. El alto del Boquín, el refugio del Cuadro y la braña La Pesca son los puntos clave de esta ruta, contando, claro, con la fuente en sí.
Otra de las rutas destacadas es la que recorre A Faya, uno de los dos grandes hayedos de El Bierzo, el otro, claro, es el de Busmayor. Esta ruta, en palabras de la alcaldesa de Peranzanes, Henar García, gozará en breve de una nueva señalización gracias a una partida de fondos europeos.
Sin abandonar la localidad de Chano, es de obligada visita el que quizá sea el castro ástur más fotografiado del Bierzo, aunque antes deberemos subir a la braña de Mondiego.
El castro de Chano cuenta con veinte cabañas perfectamente reconocibles con hasta cuatro metros de altura. El entorno cuenta con un aula de interpretación y una palloza restaurante regentada por Gurka, un argentino al que merece la pena conocer y con el que charlaremos distendidamente a la hora de la cena.
Represión en el valle de Fornela
Quizá los puntos más notorios en cuanto a represión franquista se refieran sean Guímara y Trascastro. En Guímara, el documental de Eloína Terrón, ‘Nanas sin pan’ es un ejemplo testimonial de lo que las fuerzas franquistas hicieron en el valle durante y una vez finalizada la guerra civil. Recordar, una vez más, que el valle de Fornela no fue frente de guerra, fue, como tantos otros, un lugar de la represión fascista llevada a cabo por el general genocida Francisco Franco. En palabras de su directora: “Este pueblo aislado, de 85 vecinos aproximadamente, sufrió una de las formas más dolorosas de castigo: la deportación de las personas adultas a campos de concentración, separándoles de sus hijos e hijas menores”.
Otro de los actos más dolorosos y recordados en el valle fue el asesinato de Don Lodario Gavela Yánez, ‘el médico que no quería morir’. Don Lodario, como recuerda la placa instalada en Trascastro, fue asesinado el 24 de septiembre de 1947. En agosto de 2018 vecinos y vecinas de todo el valle le rindieron un emotivo homenaje con la participación de varias personas que lo conocieron.
Comida y alojamiento en el valle de Fornela
A los pies de dos torres de la línea de baldes de veinticinco kilómetros que se utilizó entre 1964 y 1998 para transportar el carbón de la antigua mina a cielo abierto de Tormaleo (Ibias, Asturias) a la central térmica de Anllares (y que se quiere recuperar como reclamo turístico), se sitúa el complejo turístico Valle de Fornela, que cuenta con bungalows, albergue y restaurante.
Fabiana Amaral y su marido Daniel del Río, que regentan el albergue y restaurante, llegaron a Fornela en junio de este año y según sus propias palabras, “tenemos muchas esperanzas en este proyecto. Los meses de verano fueron muy buenos, pero ahora queremos sentarnos a hablar con el ayuntamiento. Aquí el invierno es muy largo y hay días de servir cuatro comidas y algunos cafés”, indica este asturiano, que antes de llegar a Fornela regentó un negocio en la montaña de Riaño y otro, durante trece años, en un pequeño pueblo de Salamanca. “Hay quién dice que los bares en las zonas despobladas deberían ser subvencionadas de alguna forma por la labor social que desempeñan, este es un ejemplo de ello. Si cierran los cuatro negocios del valle, literalmente se muere”, finaliza Fabian en el amplio comedor de su negocio.
Otro de los negocios del valle es la Palloza de Chano, que regenta Maximiliano Ariel Romero, alias “Gurka”, un jugador de rugby argentino que llegó a Albacete y de allí al Bierzo, exactamente a Guímara, pueblo en el que muere la carretera, como le gusta decir. Gurka lleva en el valle trece años y llegó, tal y como relata, “acompañando a la pescadera que repartía por estos pueblos”.
Como cada fin de semana todas las mesas de su palloza están ocupadas. En una de ellas se encontraba el periodista fornelo Germán Gavela. Para él, el valle “ofrece paz, hospitalidad, naturaleza, buena gastronomía, unas danzas centenarias y únicas y un castro astur con un interesante centro de interpretación digno de visitar. Todo en un valle todavía sin masificación turística”. Como tantos otros, indica que echa en falta “una mejor cobertura de telefonía móvil, asistencia sanitaria periódica y estable en el consultorio municipal y, ¿por qué no?, una conexión por carretera con Asturias a través del puerto de Cienfuegos”. Gurka tiene una hija de ocho años, Martina, que es la única del valle, y que se desplaza a diario al colegio de Fabero. Sin embargo, Martina lo tiene claro, “si me dan a elegir entre vivir en Fabero o en Guímara, me quedo en Guímara”.
Los otros negocios del valle son el bar restaurante de Guímara, el bar de Chano y el bar de Trascastro. Negocios que merece la pena conocer y que, como tantos otros que se encuentran en localidades con escasa población, necesitan la colaboración de mucha gente para que sus puertas no se vean obligadas a cerrar.
El valle a ojos de su alcaldesa
“En el valle tenemos un supermercado ambulante un día a la semana, pan a diario, pescadería un día a la semana, un cajero móvil cada quince días y médico en Peranzanes los miércoles. No es mucho, pero esos son los servicios que tenemos”, indica Henar García Ramón, alcaldesa de Peranzanes. Henar ya fue concejala en la anterior legislatura, con Vicente Díaz Fernández como alcalde, el cual llegó a sumar seis legislaturas en el cargo.
El principal problema que ve Henar es la despoblación. “Hay pueblos como Peranzanes y Trascastro en los que vive una persona y otros como Faro y Cariseda en los que viven tres y cuatro respectivamente. Los más poblados son Chano y Guímara con unos cuarenta”, lamenta García Ramón. Henar indica que en total cerca de trescientos empadronados en el municipio, pero que en verano “hay que prestar servicio a unos dos mil. En Chano y en Guímara puede llegar a haber quinientos en cada pueblo, y los servicios hay que darlos, aunque el ayuntamiento cuente con un presupuesto anual de 300.000 euros”.
Si al ayuntamiento le dieran una partida económica aquellas instituciones que pronuncian tanto las palabras España vaciada, la alcaldesa del valle de Fornela retomaría el proyecto abandonado de la residencia ubicado en Peranzanes, donde además de la residencia, añadiría viviendas sociales, el centro de salud, una biblioteca y un gimnasio, a parte de la piscina. Otro de las ambiciones del valle es la comunicación por carretera con Asturias, tanto por el puerto de Cienfuegos como con el Rebollar, en Degaña.
Henar García, al igual que su antecesor, no renuncia a que el Ayuntamiento de Peranzanes pase a llamarse Valle de Fornela, tal y como ocurrió con Candín, que pasó a denominarse Valle de Ancares. La alcaldesa insiste en que están en plena Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses, y lamentablemente, “es un pequeño paraíso no del todo conocido. Estamos trabajando duro para darle la difusión que merece”.