De la italiana Carbonia a la berciana Albares de la Granja: el estamento de clases del carbón

En plena tesis doctoral, sin financiación, sobre la transformación del Bierzo y Laciana en la primera mitad el S. XX con el asentamiento de la minería del carbón, la investigadora Laura Martínez Panizo se ha embarcado en un proyecto gracias a una beca de nueve meses concedida por la Real Academia de España en Roma. Esta ponferradina ha buscado ahora hacer una comparativa en clave de Historia Social entre las políticas autárquicas de la Italia fascista en los años veinte y treinta y la España franquista en los años cuarenta y cincuenta, con el carbón nuevamente como base. “El objetivo es hacer un corto documental que muestre estas dos realidades”, indica Martínez Panizo.

En ambos regímenes totalitarios, el proceso de implantación y consolidación de la industria del carbón trajo consigo la transformación del territorio, no sólo en lo referente a los usos de su paisaje, sino también socialmente, generando un arraigo vinculado indiscutiblemente a la actividad minera que se extiende hasta la actualidad.

Carbonia

En Italia, Martínez Panizo se está centrando en la zona de Cerdeña, ya que al sur de esta isla se descubre a principios del S.XX una gran veta carbonífera conocida como Serbariu y se abre la Grande Miniera di Serbariu. “En ese momento Benito Mussolini decide construir una nueva ciudad llamada Carbonia, que fue inaugurada en 1938 (como se puede ver en este vídeo) para la explotación de todo ese mineral, ya que hasta ese momento Italia se abastecía de carbón extranjero y después de la Primera Guerra Mundial este empezaba a escasear”, puntualiza.

La investigadora explica a ILEÓN cómo estaba estructurada y organizada Carbonia: alrededor de Plaza Roma, que es la principal, están las casas de los ingenieros, técnicos y empresarios de las minas; posteriormente hay una zona militar y a continuación las casas de los mineros. De esta Plaza Roma sale una avenida principal que es Vía Roma que llega a Serbariu. Teniendo esta imagen clara, Martínez indica que los trabajadores no podían llegar a la mina por Vía Roma, tenían que hacerlo por las aledañas, para no pisar el mismo suelo que los técnicos y los empresarios. “No es más que una forma de marcar la distancia social y también, por qué no decirlo, de sometimiento, de control psicológico. Es lo que Foucault llamaría Los estamentos de poder”.

Albares de la Granja

Martínez Panizo conoce el poblado de Albares de la Granja (Torre del Bierzo) desde hace ya muchos años, y lo que le llamó la atención la primera vez, y lo sigue haciendo ahora, es su patrón repetitivo. “Ocurre lo mismo que en Italia y que en cualquier cuenca minera. Las casas de los ingenieros y los encargados de la mina son mucho más grandes, diferentes entre sí y están más elevadas que las casas de los trabajadores. Estas últimas, además, son todas iguales, queriendo dejar claro que solo son mano de obra”, apostilla.

El poblado de Albares de la Granja, al que se accede desde La Granja de San Vicente y que está situado a escasos metros de la línea de tren, cerca de la N-VI y de la A6, pasa totalmente desapercibido no solo para el viajero, sino para las personas que habitan tanto en la Cepeda como en El Bierzo.

El poblado, inaugurado un 18 de julio (fecha en la que se celebrarían las sucesivas fiestas anuales) de 1951, fue abandonado a finales de los años sesenta y principios de los setenta. “El vandalismo es obvio, se llevaron las cocinas, ventanas, puertas, etc. También se puede observar como años más tarde de su abandono estas casas fueron habitadas, entiendo que de forma temporal y posteriormente ocupación”, indica Martínez. Lo que le interesa a esta berciana es ver como una empresa, Antracitas de La Granja SA, que ya funcionaba desde hacía muchos años, toma la decisión de construir un poblado al lado del centro de producción para que los trabajadores y sus familias no tengan que desplazarse de su zona de trabajo. La investigadora nos recuerda que en este poblado llegó a haber dieciséis inmuebles, cuatro viviendas unifamiliares, dos viviendas unifamiliares de estilo palacete, dos escuelas para niños y niñas, estación-apeadero de Renfe, economato y bar.

Sobre las diferencias entre ambos puntos de trabajo cuando allí se desarrollaba la actividad minera, Martínez Panizo indica que el final de la Segunda Guerra Mundial fue clave para un cambio radical en Italia, pero que nada significó en la minería de la dictadura española. A partir de 1945, indica Martínez, el Partido Comunista Italiano (PCI) adquiere mucha relevancia a la hora de organizar tanto las normas sociales como la forma de trabajo. “Ya en los años cincuenta empieza a haber organizaciones de mujeres dentro de la mina, algo que, en el Bierzo y Laciana, como en el resto de cuencas mineras de la España Franquista, es impensable”.

Los materiales encontrados en el poblado de Albares de la Granja van desde billetes de tren, documentación sobre la administración de la mina, cuadernos del economato, vales de carbón, sobres preparados para introducir el salario de los mineros, revistas, boletines o documentación de 1944, un año antes de que se redactase el proyecto de construcción. Otro tipo de materiales encontrados están relacionados con la vestimenta, como puede ser el calzado. Objetos, como resume Laura, que hablan de la “cotidianeidad del espacio”.

Carbonia y Albares de la Granja en la actualidad

Martínez Panizo reseña las diferencias entre ambas zonas que evitan la comparación, ya que Carbonia es una ciudad que tras el cese de la actividad minera sigue estando habitada, contando en la actualidad con veintiséis mil habitantes. Lo que sí se puede asimilar y potenciar, indica, es poner en valor nuestra historia a través de acciones y lugares como la Fundación Cultura Minera, la CIUDEN, el Pozo Julia de Fabero o el Pozo María en Caboalles de Abajo, donde se asentará el Archivo Histórico de las Familias Mineras.

El proyecto documental de Martínez Panizo es una obra para la Real Academia de España en Roma, concebido para presentar en la 151 promoción que se inaugurará el 20 de junio y posteriormente su intención es llevarlo tanto por El Bierzo y Laciana como en otras cuencas mineras, haciendo especial hincapié en los centros educativos. “La duración será de unos quince o veinte minutos, ya que cuando tuve esta idea, el objetivo era proyectarla en institutos”, explica la investigadora que ha unido historia, industria y sociología en un proyecto que bien resume el título del documental 'Queda inaugurado este poblado minero'.