Da igual el tiempo: El 1 de mayo llega sí o si la primavera a Villafranca del Bierzo de una manera realmente espectacular. Es la llamada Festa do Maio, que recoge vocablos en gallego que habla parte de la población de este enclave berciano para decir adiós al invierno. La fiesta, declarada de Interés Turístico Provincial, repite ritos ancestrales que buscan también pedir buenas cosechas.

La peculiaridad de estos maios bercianos, de los pocos que sobreviven en la provincia de León, es la utilización del 'maio' humano. Se trata de una recreación primaveral, una composición realizada con hojas y ramas que componen una especie de escultura, pero, que en el caso villafranquino, sirven para vestir a una persona que después procesiona por el pueblo con un cántico: “Levántate maio, bastante durmiche, pasou un burro e non o sentiche”. 

Con esa vestimenta y esos sones, los maios van danzando por las calles villafranquinas con el sonido de la gaita y parando bajo los balcones de las vecinas, a las que piden castañas.

Este año Villafranca miraba al cielo, porque amenazaba lluvia, pero los maios no se quedaron en casa y a primera hora fueron a confeccionarse con las cañaveiras, una especie natural que se da cerca del río Burbia. Los maios fueron “cosiéndose” con ella en varias zonas ya conquistadas para confeccionarlos: Campo da Galiña, As Veigas Altas el Socubo y A Cábila.

No hubo al final que echar mano del 'plan b' por si en cualquier momento llegaba la lluvia, que era concentrarse en la plaza de la Xirula, y los maios volvieron a salir con viveza a mostrar sus hojas y ojos bajo las cañaveiras y acabar en el Campairo para compartir una comida campestre.

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