Miguel Ángel Pérez, una reconversión de minero a 'youtuber': “Cuando vienes del inframundo, aprecias más lo de fuera”

El 'youtuber' Miguel Ángel Pérez, en plena naturaleza.

César Fernández

El Bierzo lleva años buscando una reconversión. Miguel Ángel Pérez, uno de sus vecinos, ya la ha encontrado. La comarca está inmersa en lo que se denomina zonas de Transición Justa, las que precisan de alternativas económicas tras el cierre de la minería del carbón. De la mina salió precisamente Pérez tras 25 años de trabajo para, una vez prejubilado, desarrollar una afición latente desde chaval a la naturaleza. “Cuando has estado en el inframundo, aprecias más lo que está fuera”, sentencia quien ha pasado de un oficio tradicional en vías de extinción (y ya extinguido en cuencas como la berciana) a otro de reciente aparición y de moda. Con 90.000 suscriptores, se ha reconvertido en youtuber de éxito sacándole punta fundamentalmente a pasiones que mantiene desde siempre como la fauna y la flora, ahora a través de su cuenta @MiguelAngelPerezNaturaleza.

Nacido en Toreno, Miguel Ángel Pérez se recuerda ya de niño subiendo al monte. “Mi devoción son los animales. Todos los animales, menos los humanos...”, suelta. La afición se quedó en lo académico en los estudios básicos, que comenzó en Toreno antes de pasar por internados en Salamanca y Vega de Espinareda, donde asegura haber obtenido grandes conocimientos directamente proporcionales al grado de exigencia. Con la premisa clara de no depender del dinero de sus padres ni para salir a estudiar ni para salir de fiesta, a los 17 años de edad entró a la mina. Lejos de los discursos que tienden a veces a romantizar el oficio de minero, Pérez no oculta otras caras de un sector que dejó a un hermano en silla de ruedas y a su padre con los pulmones muy tocados por la silicosis. “La mina nos dio de comer, pero fue muy dura”, advierte sin obviar tampoco que “hubo quien pasó de rositas”.

Pérez también sufrió en carne propia miserias como las de trabajar a veces sin asegurar y otras en categorías no correspondientes a su labor, que terminó siendo la de picador tras renunciar a ofertas para ser vigilante. Peor fue cuando cerró una explotación de Carbones San Antonio y, tras una huelga de ocho meses, no hubo compasión para cortar la luz “con chavalines recién nacidos” en casa. Habiendo salvado literalmente la vida en otras ocasiones por accidentes (“montones de veces estuve al filo de la guadaña”), pasó nueve meses en una empresa de alicatados en Madrid. El trabajo era mejor. “Pero la urbe a mí me espanta. Aquello era la antítesis de lo que a mí me gusta”, reconoce. Así que bajó otra vez a picar carbón. Cuando fue a consultar su vida laboral y descubrió que había estado asegurado como peón en una explotación, tuvo que prolongar la actividad. “Hice más mina que el palo de la bandera”, resume. Prejubilado a los 42 años de edad, hubo de afrontar una segunda vida. Puede que realmente lo que hiciera fuera dar forma a la primera que habría deseado.

Los biólogos y los botánicos son los verdaderos poseedores del conocimiento. Yo trato de divulgar, a veces con errores

Miguel Ángel Pérez Minero jubilado y 'youtuber'

La naturaleza siempre había estado ahí. Y se le presentó como una revelación cuando obtuvo con una cámara regalada por su mujer la imagen de una mariposa en el entorno de Carucedo. Fue el detonante para hacerse una pregunta: “¿Por qué no hacer un documental con una cámara de más calidad? Bregado ya laboralmente en un oficio muy duro, Miguel Ángel Pérez cita palabras como ”insistencia“, ”tesón“ y ”sacrificio“ para relatar ”horas, días, meses y años“ de trabajo y de esperas a veces en balde, camuflado para captar la imagen soñada que no acababa de aparecer. De aquella mariposa inspiradora salió luego el documental La vida en el Lago de Carucedo, resultado de dividir dos años de esfuerzo (”a veces con frustraciones enormes“) en 27 minutos de metraje. Con su comarca natal y su entorno como base de operaciones, en ocasiones salta fronteras, incluso continentes, pendiente de pulir un vídeo grabado recientemente en Canadá. Ahora ya jubilado, ha logrado así llenar el tiempo que otros compañeros que accedieron al retiro laboral muchos años antes de los 65 no han sabido ocupar.

“Los biólogos y los botánicos son los verdaderos poseedores del conocimiento. Yo trato de divulgar, a veces con errores”, relativiza el berciano, un autodidacta formado a base de lecturas y consultas, sobre sus vídeos colgados a YouTube, un camino lleno de “altibajos”. Pérez se adapta a un mundo en constante evolución hasta haber encontrado ahora en los shorts (vídeos de corta duración) una “forma de llegar a la gente”. Con el paso del tiempo ha ido estableciendo criterios como los de elegir “las imágenes más elocuentes” (“y todas son propias”, precisa) o la importancia de “estar presente” sobre el terreno aunque luego parte de la narración se transmita a través de una voz en off. El resultado es contar ya con un estilo propio y reconocible que algunos incluso comparan (“aunque yo no me veo parecido”) con el del célebre Félix Rodríguez de la Fuente. “Al principio tenía miedo escénico. Pero ahora ya salgo natural, como yo soy”, remacha.

Miguel Ángel Pérez, que también tiene vídeos con reminiscencias mineras, está ahora metido de lleno en un mundo virtual en el que el día a día se retroalimenta con las reacciones de la audiencia. “Me empuja a seguir sobre todo la gente”, admite con el objetivo de “introducir en la naturaleza a los jóvenes, que se estaban separando de ella” sin esconder tampoco la progresiva reducción de la fauna en un entorno que fue abandonando el sector primario por la industria. “Hubo ganadería suficiente para subsistir antes de la minería”, señala para lamentar que El Bierzo y otras cuencas mineras trazaran su desarrollo sobre la base de un único pilar cuya desaparición ha supuesto su desmoronamiento económico y social sin que las administraciones públicas hayan forjado una reindustrialización. Mientras esas comarcas siguen buscando alternativas, un antiguo minero ha protagonizado su propia reconversión en youtuber

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