El Monasterio de la Anunciada de Villafranca del Bierzo ya es Bien de Interés Cultural en tiempo récord

Convento Monasterio de la Anunciada en Villafranca del Bierzo.

Redacción EL BIERZO

El Consejo de Gobierno ha de la Junta de Castilla y León ha aprobado este jueves la declaración del Monasterio de la Anunciada, en Villafranca del Bierzo, León, como Bien de Interés Cultural (BIC) dentro de la categoría de Monumento. Se incluyen en la declaración el conjunto de bienes que, como bienes muebles y partes integrantes del bien, se relacionan en el expediente como piezas destacadas y significativas.

Culmina así la tramitación en tiempo récord, ya que el expediente inicial apenas fue abierto hace medio año, en julio de 2023, por parte de la Consejería de Cultura para el templo fundado en el siglo XVII.

En la actualidad, este monasterio fundado en 1604 lo habitan una comunidad de monjas clarisas dedicadas a la oración, al trabajo y a la ayuda a los necesitados. Además del valor arquitectónico del conjunto formado por la iglesia, el claustro y demás dependencias, el templo conserva una importante colección de bienes muebles vinculados a las estancias de los marqueses de Villafranca y sus relaciones con Italia y Flandes.

Se delimita un entorno de protección para posibilitar la correcta percepción del bien como elemento integrado en el territorio en que se asienta, previniendo la posible degradación de su valor histórico. Se considera que la delimitación efectuada establece un instrumento idóneo de preservación de la valiosa relación existente entre el monumento y el medio físico en que este se enclava.

El conjunto del monasterio formado por la iglesia, el claustro y demás dependencias constituye, junto con los bienes muebles que alberga, un documento histórico esencial para el conocimiento de una época de gran importancia de la monarquía de España bajo la casa de Austria, donde confluyen las principales influencias europeas del momento: por un lado la italiana, especialmente napolitana y romana, y por otro la flamenca que se puede ver en las series de cuadros encargados para su ornato.

El monasterio se configura como un testimonio único de la complejidad y riqueza territorial de la gran estructura de poder, reflejada en la trayectoria de su fundador el V marqués de Villafranca del Bierzo, destacado político bajo los reinados de Felipe III y Felipe IV, figura de gran trascendencia histórica y relevante ejemplo del mecenazgo aristocrático de principios del siglo XVI. En este sentido, el monasterio guarda una interesante colección de bienes muebles vinculados a las estancias de los marqueses de Villafranca y sus relaciones con Italia y Flandes.

El interior de la iglesia de la Anunciada conserva extraordinarios recuerdos de lo que fue uno de los episodios de patronazgo y coleccionismo más brillantes en la España de la primera mitad del siglo XVII, protagonizado por el V Marqués de Villafranca en su etapa al servicio de Felipe III, primero como capitán general de las galeras del Mediterráneo y más adelante, como gobernador del Milanesado. La fundación del monasterio conllevó la realización de importantes reformas, un largo proceso constructivo en el que se utilizó un lenguaje clasicista.

La iglesia, de estilo barroco-italiano, fue construida entre 1655 y 1660, bastantes años después de la fundación del Monasterio. Consta de una sola nave dividida en tres tramos mediante pilastras dóricas que sostienen arcos fajones de medio punto, cubierta en el presbiterio por una cúpula de media naranja elevada sobre pechinas. A los pies del templo en la parte alta se ubica el coro dividido por un poderoso muro y una reja, y en la inferior destaca el panteón de los marqueses de Villafranca, fundadores y patronos del Monasterio, constituye uno de los conjuntos sepulcrales aristocráticos más destacados de los existentes en Castilla y León, clave para entender el tránsito del gusto manierista al primer barroco. De planta cuadrada y bóveda rebajada, varios arcosolios acogen enterramientos de la familia del Marquesado de Villafranca.

La cripta del Monasterio está presidida por el túmulo de piedras duras de factura italiana sustentado por una base de madera policromada integrada por distintos elementos en el que reposan los restos de Pedro de Toledo y su hija Sor María de la Trinidad. El túmulo está realizado con la técnica de ‘commesso’, especie de taracea a base de mármoles y piedras duras, de origen clásico, que conoce su apogeo en el Renacimiento. Esta técnica se utiliza también en la decoración de los frontales de altar que ocupan la base de los arcosolios de la capilla.

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