Tarsicio Carballo, el 'resistiré' de la política berciana: “Al Bierzo le quitan Valladolid y León; a León nadie”
Al otro lado del teléfono va a contestar el fundador del bercianismo que sigue en la brecha 44 años después. Su politono, toda una declaración de intenciones, podría ser su lema. Suena Resistiré hasta que descuelga el portavoz del Partido Regionalista del Bierzo (PRB), Tarsicio Carballo, que llegó a la política local a mediados de los ochenta, fue brevemente concejal del equipo de Gobierno a principios de los noventa y sufrió una travesía por el desierto entre 2003 y 2015 hasta regresar al Consistorio y aspirar en 2023 a volver a ser decisivo. La entrevista queda fijada para las 8.00 horas del lunes 24 de abril. Una hora antes ya había llegado a su despacho municipal. La campaña electoral, insiste varias veces en una conversación de 50 minutos, empezó el día después de los comicios de hace cuatro años. Y podría ser la última como cabeza de cartel.
La cita se produce un día después del aniversario de la fundación del Partido del Bierzo (PB), que se inscribió el 23 de abril de 1979, apenas un par de semanas después de las primeras elecciones municipales democráticas tras la muerte de Francisco Franco. El interés por crear un movimiento bercianista comenzó a fraguarse en las postrimerías de la dictadura. Y tardó en eclosionar durante la Transición. “Había personas que mostraban inquietudes, pero al final no tenían ninguna. Y yo no estaba para esperar”, recuerda Carballo. El Bierzo tomaría en 1991 dimensión política territorial al ser la única comarca reconocida como tal en Castilla y León. La palabra no saldrá de su boca. Él habla de región, “la que más ha contribuido a la economía nacional” por su potencial mineroenergético hoy reducido a cenizas con una fallida reconversión industrial. Tampoco cita a León, la provincia en la que está inscrita administrativamente. “No nos consideramos dentro de la Región Leonesa”, sentencia.
El bercianismo político se fundó un 23 de abril antes de que la fecha fuera elegida como fiesta de la Comunidad Autónoma de Castilla y León, creada en 1983. El Partido del Bierzo se quedó al margen de los debates sobre la configuración autonómica. “No estábamos de acuerdo con la autonomía. Pero tampoco con que hubiera una uniprovincial. Íbamos a ser perjudicados de todas formas”, cuenta Tarsicio Carballo. El PB se convirtió ese mismo año 1983 en tercera fuerza política, aunque sin lograr representación, en las segundas elecciones municipales al Ayuntamiento de Ponferrada. El PSOE aprovechó el viento a favor de la histórica victoria de Felipe González para llegar un año antes a La Moncloa hasta acaparar con Celso López Gavela a la cabeza 20 de los 25 asientos de la Corporación. Los cinco restantes los ocupó Alianza Popular. Carballo ya empezaba en los ochenta a ver costuras sin remendar en la economía de la zona: “Con Felipe González ya se cerró la minería del hierro, que tenía 2.300 empleos. Pero entonces la economía del carbón lo absorbía todo”.
Fue en 1987 cuando el PB alcanzó su techo político en Ponferrada con tres ediles, pero el PSOE conservó todavía una mayoría absoluta que perdió en 1991. El pacto con el PSOE “se hilvanó en tres horas”, pero apenas duró seis meses. Los bercianistas asumieron las carteras de Deportes, Juventud, Cultura y Educación. Carballo, que ya entonces era un Quijote al que tomaban por loco quienes se burlaban por reivindicar los centros universitarios del Bierzo, dice que desempeñó una actividad febril para resucitar el Teatro Bergidum, crear una red de centros cívicos o negociar fondos con el Consejo Superior de Deportes para construir un estadio de atletismo de ocho calles (luego reducido a seis). Quiso imprimir el ritmo de un velocista. A su lado, viene a decir, sus compañeros socialistas parecían maratonianos: “El PSOE tenía una política pausada de no hacer nada”.
Con Felipe González ya se cerró la minería del hierro, que tenía 2.300 empleos. Pero entonces la economía del carbón lo absorbía todo. Ahora hay que crear los mismos puestos que se perdieron en las minas y las térmicas
Si en 1991 se forjó el pacto de Gobierno en tres horas, ese fue el mismo tiempo que duró en 1995 un acuerdo para un tripartito entre PSOE, PB e Izquierda Unida. El candidato del PP, Ismael Álvarez, los adelantó por la derecha y conformó mayoría valiéndose del voto de tres concejales tránsfugas socialistas. “La culpa fue nuestra. E Ismael hacía lo que le daba la gana”, apunta sobre una forma de Gobierno personalista que tuvo su cara en la transformación urbana de la ciudad a golpe de rotondas y fuentes y su cruz en una condena por acoso sexual a la concejala popular Nevenka Fernández la primera vez que un asunto de estas características vinculado a la política se dirimió en los tribunales.
La división del bercianismo
Mientras el juicio a Ismael Álvarez acaparaba todos los focos, una batalla interna acabaría con Tarsicio Carballo fuera del PB. “Fue una traición en toda regla de personas en las que confiaba. Decían que ellos eran los importantes”, rememora sobre una fractura luego nunca cerrada y que derivó en la división del bercianismo. Él fundó en Partido Regionalista del Bierzo mientras ejercía como concejal del Grupo Mixto para cerrar el mandato 1999-2003 y las dos fuerzas políticas se tiraron 12 años sin obtener representación. El 'resistiré' cobra ahí la dimensión de una travesía por el desierto sin caer en el desaliento. “Lo que consiguieron los traidores fue dividir al bercianismo. Pero nunca nos planteamos abandonar”, rescata sobre aquellos años en el ostracismo político municipal.
La fragmentación se hizo global cuando lo hizo la política en España y su traslación en Ponferrada fue la entrada de siete partidos en las elecciones municipales de 2015. El PB, ya como Coalición por El Bierzo, sacó dos actas. Y Tarsicio Carballo regresó al Consistorio. “A fuerza de trabajar, nos premiaron. Pero la fragmentación fue terrible”, explica sobre la vuelta a una Corporación tan dividida que el equipo de Gobierno conformado por PP y Coalición apenas sumaba nueve de las 25 asientos. La oposición era amplia mayoría. Pero nunca hubo opciones de moción de censura. El PRB mejoró sus resultados en 2019 al obtener dos concejales, cuyos votos han salvado en más de una ocasión al tripartito de PSOE, Coalición y Podemos liderado por el socialista Olegario Ramón que quedó en minoría tras la salida de uno de sus ediles.
Tarsicio Carballo afronta la enésima campaña electoral. “Ahora los mítines no valen para nada. Es perder el tiempo”, afirma quien apuesta por recorrer la calle y charlar con los vecinos con la formación ya subida también a la ola multiplicadora del mensaje a través de las redes sociales. Carballo es, sin duda, el político local más conocido por los electores. Su discurso, cuyo contenido (como su propia personalidad) puede generar filias y fobias, no ha variado. El diagnóstico de una crisis económica todavía más acentuada en la cuenca berciana tiene, a su entender, claros responsables. “Los culpables son el Gobierno y la Junta”, determina. La solución para este ingeniero que desempeñó su vida laboral dando clases particulares de Matemáticas, Física y Química y Dibujo Técnico pasa por una simple cuenta: “Un siglo estuvimos manteniendo la economía de España. Hay que crear los mismos puestos de trabajo que se perdieron en las minas y las térmicas”.
El Bierzo tiene que ser una provincia. Y si no, tiene que tener todos los servicios de una provincia. Podríamos ser una comunidad uniprovincial como La Rioja. Nosotros no nos consideramos dentro de la Región Leonesa. Somos una región distinta
El Bierzo fue perdiendo otras oportunidades por el camino de esa reconversión industrial. El AVE pasó de largo al trazarse por Zamora la conexión con Galicia. “Y eso fue la ruina total del Bierzo”, sentencia quien considera que la llegada de alta velocidad ferroviaria “no es una batalla perdida” máxime para una tierra que busca en el turismo parte de la alternativa económica. “Pero no hay mucho turismo sin AVE”, advierte quien habría abogado por “no cerrar el carbón de repente” con el argumento añadido de que “en otros países europeos se sigue explotando” y se opone a llenar los valles de parques eólicos. Aquel Campus Universitario que finalmente nació en 1996 debería contar “en la región con los mejores yacimientos de Europa” con Ingeniería de Minas e Ingenierías Industriales, así como Escuela de Informática, la Facultad de Medicina por la que lucha León “y algunas carreras de letras”.
La configuración territorial ahora que ha resurgido el debate al calor de las mociones para crear una autonomía para la Región Leonesa (las actuales provincias de León, Zamora y Salamanca) pasa por una premisa y una alternativa. “El Bierzo tiene que ser una provincia. Y si no, tiene que tener todos los servicios de una provincia”, señala para reafirmar su aspiración de contar con delegaciones de ministerios y consejerías. El encaje en una hipotética reforma territorial que dejara al Bierzo como provincia (lo fue en el siglo XIX, durante el trienio liberal) llegaría después. “Nos da igual. Podríamos ser una comunidad uniprovincial como La Rioja. Nosotros no nos consideramos dentro de la Región Leonesa. Somos una región distinta”, añade quien despacha la última pregunta sobre esta cuestión con un titular: “Al Bierzo le quitan Valladolid y León; a León no le quita nadie”.
Carballo, que niega haber sido en este mandato “sostén” de un alcalde “que no parte con ventaja” en unas hipotéticas negociaciones postelectorales en las que exigirá para pactar (ya advierte de que con Coalición por El Bierzo será imposible) arreglar todas las aceras, crear empleo (“el Ayuntamiento tendría que ofrecer suelo gratis a empresas si es preciso”) y traer servicios administrativos, se ha levantado a las 6.00 horas y entrado al despacho a las 7.00 preparando escritos para entregar en el registro municipal. Y ofrece para finalizar otro titular que entronca con su politono: “Posiblemente sea la última vez que me presente como cabeza de lista. Es ley de vida. Pero siempre seguiré luchando por el Bierzo”.