¿Es el Miteco un animador sociocultural?

Teresa Ribera en una presentación cultural con fondos del Miteco.

Hace unos días recibí el aviso de un concierto de dos jóvenes virtuosas de la música en Villablino, las hermanas Cristina y Marta Cubas Hondal. Excelente noticia ofrecer a los vecinos un atractivo espectáculo de ambas concertistas. Mi primer pensamiento situó el acto en el Instituto Leonés de Cultura, la Consejería de Cultura o el propio Ayuntamiento de Villablino.

Estaba equivocado, cuando leí la nota de prensa al completo, me cabreé y mucho, tanto como para llegar posteriormente a la indignación. El concierto lo programa, promueve y paga el Ministerio para la Transición Ecológica Justa (Miteco) a través del Instituto para la Transición Justa (ITJ) y este a su vez desde la Fábrica de la Energía de la Ciuden.

Por nombres no queda, pero de tantas delegaciones de unos a otros han difuminado, perdido el sentido y la orientación de sus objetivos. Los del ITJ, según su propia definición son “la identificación y adopción de medidas que garanticen a trabajadores y territorios afectados por la transición hacia una economía más ecológica, baja en carbono, un tratamiento equitativo y solidario, minimizando los impactos negativos sobre el empleo y la despoblación de estos territorios”, creado el 28 de abril de 2020.

El Miteco, dirigido por la ministra Teresa Ribera, gestionó en el año 2021 un presupuesto de 12.307 millones de euros y en el año 2022 uno de 10.195 millones de euros y otros 10.154.333,15 para este ejercicio actual. Solo en estos tres últimos años más de treinta y dos mil millones de euros (32.000.000.000€). Casi cada año, el presupuesto total de gastos anual de la comunidad autónoma de Castilla y León.

El decreto por el que se creó este ministerio en 2020, establece que le corresponden, entre otras materias, “la propuesta y ejecución de la política del Gobierno en materia de lucha contra el cambio climático, prevención de la contaminación, protección del patrimonio natural, de la biodiversidad, de los bosques, del mar, agua y energía para la transición a un modelo productivo y social más ecológico”. 

Y también le asigna obligaciones en “la elaboración y el desarrollo de la estrategia y la política del Gobierno frente al reto demográfico, así como la propuesta y ejecución de la política de lucha contra la despoblación”. Pero en ningún momento le asigna funciones de animador sociocultural, que es de lo que está actuando, con un gasto superfluo que no le corresponde.

Por estos motivos mi enfado se fue transformando en indignación. Más aun recordando las declaraciones de la señora Ribera el cinco de mayo en Fabero, cuando afirmó que “España es un país que tiene una deuda de futuro con las comarcas mineras, pero que no se puede quedar en el componente nostálgico, sino que hay que apostar por seguir generando oportunidades”. 

Y yo me pregunto: ¿Esta es su forma de generar oportunidades, de gastar el dinero e invertir el inmenso presupuesto que maneja? ¿Con eso ya están satisfechas todas las necesidades de las cuencas? Por qué no nos envía de paso unos camiones de chuches y palomitas, si total vamos a seguir votándola.

Porque si repasamos los resultados electorales del pasado 28M, vemos que todas las excuencas mineras leonesas han votado mayoritariamente al PSOE, exceptuando Fabero, donde debieron sentirse ofendidos y molestos con esas voces tan próximas, que aún les resonaban en los oídos. 

En mi opinión personal los electores de estas cuencas tenemos ya de antaño, un pronunciado grado de afección de un síndrome de Estocolmo espiritual con el PSOE, el partido que más nos ha engañado y maltratado desde el comienzo del sistema constitucional.

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