¿Otro Sabino, para cuándo?

El leonesismo necesita un líder y un grupo unido para conseguir la autonomía de León.

Estamos demasiados perdidos los leoneses, por falta de coordinación sentimental, para que podamos ver con claridad, más allá del negatoscopio gráfico de oculista en el que calibrar nuestro poder de visión. Aludo al que podemos asimilar a algunos medios escritos, digitales y las pantallas TV de caras sonrientes de comunicadora/comunicador que tiene, por oficio lanzar disciplinados mensajes de quien abona los servicios.  

De tal manera que ya no hay duda, pero seguimos en el engaño, el paso del tiempo autonómico parece crear dependencia, y en cualquiera de las dos vertientes que la consideremos, es dañina.  Por una parte la asunción popular del inerme hecho, por maledicencia política impartido, “mapa cerrado”. O, por otra, más compleja, pensando que el hecho de “ser leonés”, no pierde prestancia por no usarlo, ni calidad, dentro del ensamblaje autonómico,  

Ahora, respecto al título que coloqué presidiendo estas letras, como última decisión pensé en un remedo, cual recuerdo sonoro del de Godot, pero sin las connotaciones del absurdo, podía haber sido: “Esperando a Sabino”, con el recuerdo de un personaje que desde los orígenes del ente autonómico hemos necesitado. Un líder.  Y seguimos instalados en idéntico menester. 

Es más, no puedo ni debo ocultar que, el Sabino con el que arranco la que siendo elucubración, va cargada de tan buena intención, como amor defensivo de lo leonés, era el personaje apócrifo que tres leones escritores, hicieran saltar a la palestra leonesa.  De él, el imaginado intelectual, dada la conjunción de neuronas cognitivas que lo vitalizaban, sabemos que era conocedor como pocos de las zozobras leonesas, tras nuestra adscripción manu militari a un absurdo conglomerado en el que nos difuminaban ya desde los prolegómenos.

A él, aunque fuera de papel y letra impresa, a la que se incorporaba ingenio, supongo que casi siempre tripartito, acudí cuando intentaba sacar a la luz mi primer libro La lenta Agonía de la Identidad leonesa para tomar, un poco en plan defensivo y emplearlo como lema, aquello de: “La verdadera condición de un libro no está en el número de ejemplares vendidos, sino en el modo de aproximarse al asunto”. 

Lo leonés, al olvido

Mi intención estaba entonces más que en el acercamiento, en la inmersión plena en lo leonés. Decir quienes fuimos, cómo vivíamos ese ser leoneses. ¿Y hacia dónde íbamos? ¡¡¡Al gran olvido!!! Tal como veía éramos conducirnos, en el intento autonomista de quienes nos manejaban, de ahí lo de agonía. ¿Pues qué otra cosa suponía si no, la sujeción despersonalizada de los que nos consideramos leoneses?

Hay que tomar conciencia de que, además de ser conveniente una bella polémica autonomista literaria, pues cubre un vacío, el que es proclive al despiste, al conformismo por supuesta impotencia, en demasiados casos creadora de agriados rencores, para los que, no pudiendo encontrar el antiácido de la liberación, en plan paresia, llegan a adormecer los sentimientos. 

Esperando a un líder

Dicho de otra manera, o, tal vez, con más precisión, aunque sin señalar, es que lo literario/juicioso leonés –que los promotores de Sabino Ordás, siguen practicando, aunque no sólo ellos–, es por demás imprescindible para protegernos, en el plan valle de la impotencia/sopor, una supuesta soledad sentimental, hermana de la inacción defensiva.  

Si bien, el líder, el esperado, el dirigente político, preferentemente, el que nos marque tiempos y modos, hoy, tal como están las cosas, debería hacerlo desde un posicionamiento sociopolítico, con proyección de futuro, hacia el autogobierno, ya sea desde el ámbito triprovincial o con la parte que más se muestre proclive. ¡Urge buscar y emprender el camino! 

En cuanto al pueblo, los convencidos seguidores, han de mostrar, al menos, parte de la voluntad que allá por el 84, supieron exhibir muchos. El ente al que fuimos adscritos, está practicando nuestro alejamiento de los planes europeos, retrasando, cuando no sacándonos de la opción a las infraestructuras vitales para el desarrollo socioecnómico, esto es, nos “las despistan” desde el ente autonómico, alejándonos de las modernas comunicaciones. ¡¡¡Y nosotros a ver si cae alguna migaja… local!!! 

Tuvimos dos personajes, que apuntaron maneras en lo defensivo leonés, cada uno en su posición.  El socialista Baldomero Lozano, cuya sincera comprensión del ahogo autonómico de lo leonés, preconizaba liberarnos mediante una consulta definitoria del posicionamiento mayoritario. Su prematura muerte fue un gran varapalo. Del otro, el que jugó al engaño con el leonesismo, Morano Masa, que tampoco está ya entre nosotros, rescato algo que en plan incendiario (voz política) dejó dicho: “El camino hacia nuestra identidad y autonomía es duro…y si no existen caminos... ¡Obligaremos a que se creen!”    Todo ímpetu, que impactaba; eludo el engreimiento expresivo. 

Quien no lucha por lo suyo, aludo al pueblo, con energía, saber estar y serio compromiso con lo leonés, es que desconoce de ayer su historia y sus derechos constitucionales de hoy, y lo que es más grave, labora, cuando aún tiene suerte de poder trabajar en su tierra, en beneficio de los marginadores, asumiendo su mensaje uncidor de nefastos resultados.

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