Ponferrada se encuentra en una grave encrucijada derivada de la confluencia en el tiempo de varias crisis sistémicas en la vida de la ciudad a partir de la gran crisis financiera primero (2008) y económica y social después (toca fondo en 2014) a escala nacional pero agravada en la ciudad y El Bierzo por el paralelo proceso de desmantelación del sector minero y energético del carbón (cierre de centrales térmicas) lo que hace la crisis persistente y profunda de modo que la recuperación económica nacional que se experimenta desde 2015 será muy débil. Tras el bloqueo en 2020 de la economía nacional provocado por la pandemia COVID-19, asistimos a un sólido crecimiento económico y de población en el país incluida Castilla y León y sus ciudades (las diez que superan los 40.000 habitantes) excepción hecha de Ponferrada. Es la única que en la actualidad (julio 2024) sigue sin recuperar los niveles de actividad económica prepandemia a la vez que su hemorragia humana se profundiza.
La gravedad de la situación es de tal envergadura que ha surgido un fenómeno desconocido en el pasado del Bierzo: Ponferrada ha devenido en el gran enfermo de la comarca. Su peso económico (afiliados y empresas registrados en la Seguridad Social) y población residente es hoy inferior a lo que había antes de la COVID-19 en términos absolutos y en el conjunto del Bierzo. Pérdida de protagonismo que se repite respecto de la provincia como de León capital y del resto de las capitales de Castilla y León. Situación más que preocupante que viene siendo ocultada o enmascarada por el virulento ambiente sociopolítico imperante a escala nacional y local. En suma, entorno sociopolítico que bloquea el necesario análisis de la situación y la imperiosa necesidad de consensos sociales y políticos en pro de proyectos y medidas que palíen o ayuden a revertir la grave e insólita situación creada. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?.
1. Del ciclo expansivo a la crisis permanente. Ponferrada se abría al siglo actual en sólida expansión en términos laborales (crecimiento acumulado del 24,8% trabajadores de 2003 a 2008) y de población (incremento del 10,2% de 2001 a 2011). Circunstancia que incrementa su peso en El Bierzo que, excluida Ponferrada, pierde el 5,3% de población (pero logra incremento laboral del 18,5%) y en la provincia (incremento apenas del 1,2% laboral y 1,1% en población). El cambio de ciclo se abre con el estallido de la crisis financiera en 2008 y su difusión económica por más de un lustro que tomará dimensiones muy graves en la provincia, El Bierzo y Ponferrada. Espacios en los que se superpone el desmantelamiento de la minería del carbón y de las centrales térmicas que alimentaba. Factores que explican que sea muy débil la recuperación económica que vive el país a partir de 2015. En diciembre 2019 España superaba ya (100,3%) el total laboral de diciembre 2007, pero la provincia se quedaba en el 88,8 por ciento, Ponferrada en el 85,5% y el Bierzo sin Ponferrada caía al 72,4% debido al hundimiento del medio rural y, en especial, los municipios mineros (68,4%). Siendo grave la situación descrita, peor será tras el shock económico infligido por la COVID-19 pues Ponferrada se convierte en la excepción que no consigue recuperar los niveles de actividad prepandemia como sí hacen el resto de los espacios citados. En junio de 2024, la economía nacional presenta saldo laboral un 10,8% superior al de diciembre 2019, la provincia del 7,2%, el Bierzo sin Ponferrada el 10,3 por ciento ya que hasta los deprimidos municipios mineros muestran datos positivos (más 6,2%). Y también las nueve capitales de provincia de la autonomía ofrecen saldos positivos. Por el contrario, Ponferrada arroja entre ambas fechas saldo negativo en trabajadores (-0,07% o 22.004 frente a 22.181) y en empresas (2.499 frente a 2.767). Con razón se puede decir que la capital berciana es el gran enfermo de la comarca. Ponferrada necesita con urgencia tomar conciencia y tejer terapias de choque que le devuelvan el vigor económico que le corresponde.
2. Inadecuadas estructuras productivas. Ponferrada apenas da hoy (junio de 2024) empleo a 22.000 trabajadores, cifra menor (99,3%) a fechas pre-COVID y muy inferior a los 25.932 ocupados con los que cerraba 2007. Mayor es la pérdida de empresas que registra la Seguridad Social pues apenas son el 79,4 por ciento de las existentes en diciembre 2007 y el 90,3 por ciento al cierre de 2019. En apenas 16 años la economía local ha sufrido una notable pérdida de variedad de actividades en lugar de diversificarse y abrirse a las más productivas e innovadoras. Por el contrario, se ha concentrado de forma notable en las actividades terciarios o de servicios en detrimento de las productivas industriales y de construcción. Su porcentaje salta del 65,7% en diciembre 2007 al 80,1% en junio de 2024 siendo el único sector de actividad que en fechas pre-COVID (diciembre de 2019) ha superado en volumen el empleo de diciembre 2007. Desde entonces permanece estancado. Por contra, la industria de transformación no ha dejado de menguar ni en empleo ni en empresas de modo que retrocede del 16,5 al 10,5 por ciento laboral tras haber destruido el 45,7 por ciento de sus puestos de trabajo. Mucho peor ha sido el comportamiento del sector construcción que, pulverizado por la grave crisis inmobiliaria, apenas comienza a respirar en fechas postpandemia. Se precipita de un potente 16,8% al modesto 7,6 por ciento actual tras perder unos 2.700 puestos de trabajo. En suma, la elevada concentración en los servicios no viene de su fortaleza sino de la intensa degradación de las actividades industriales de transformación y construcción, lo que revela la persistente atonía y falta de iniciativas empresariales que sufre la economía local.
a) La industria de transformación además de la fuerte regresión presenta una peligrosa concentración en muy pocas ramas de producción. En diciembre 2011 el número de ramas con actividad era de 23 y en junio de 2024 se habían reducido a 13. Por volumen de empleo, las 12 ramas con más de 50 trabajadores aglutinaban el 92,7 por ciento del empleo industrial en 2011 mientras que en junio de 2024 se habían reducido a solo seis con el 82,2 por ciento del empleo. Su situación es delicada pues la industria dominante se concentra en las actividades metal-metálicas y sus derivados con predominio de empresas globales muy sensibles a los vaivenes de los mercados internacionales.
b) El complejo sector de los servicios es el único que en junio 2024 supera en volumen de empleo (más 3,3%) en diciembre de 2007. Respecto a diciembre de 2109 no gana empleo pero sí pierde empresas (menos 11,4%). La situación es muy dispar pues cinco de sus 14 ramas de actividad presentan importantes pérdidas de empleo (del 8 al 21%), otras tres apenas crecen y sólo seis muestran clara expansión. Predominan los servicios personales centrados en actividades tradicionales y baja productividad (comercio, transporte, hostelería, servicios administrativos, etcétera) que aglutinan más del 55 por ciento del empleo, así como los servicios públicos que reúnen otro 31,8 por ciento. Sumados aportan el 87,1 por ciento del total laboral, guarismo superior al que presenta la ciudad de León (82,8%) o la economía española (79,4%). Las actividades de toma de decisiones productivas, financieras o de innovación, son muy débiles, aportan el ocho por ciento laboral, inferior a la media nacional del 10,2 por ciento.
c) La gran interrelación de la ciudad con su entorno comarcal ha sido factor determinante del vigoroso crecimiento de la ciudad en el siglo pasado, aunque en su década final se perfila en el horizonte la crisis final del sector energético en la comarca. Excluida Ponferrada, en 2023 el Bierzo alberga apenas el 78,4 por ciento de los residentes existentes en 2001 y cae al 70,9 por ciento en los municipios mineros. En términos laborales, los indicadores son muy negativos pues los 18.905 trabajadores de diciembre de 2007 se han reducido al 72,4 por ciento en diciembre de 2019 si bien, felizmente, en los años postpandemia se registra cierta mejora de la actividad de modo que en junio de 2024 el volumen laboral ha subido al 79,8 por ciento del registrado en diciembre 2007. En resumen, la elevada pérdida de población y trabajo que arroja el territorio de El Bierzo es otro de los agentes relevantes de la atonía de demanda de bienes y servicios que sufre Ponferrada en los últimos años.
3. Atmósfera social de incertidumbre. La ciudad acumula indicadores que sintetizan la parálisis económica e incertidumbre social de sus residentes. La renta media per cápita en 2021 es la más baja (12.909 euros) de las ciudades de la autonomía, también más baja que la media de la provincia (13.400 euros) y hasta 17 municipios del Bierzo la superan en renta per cápita. Los indicadores demográficos también denuncian la falta de confianza en un futuro mejor. Muestran una colectividad envejecida (más del 26% de los residentes superan los 65 años) en la que el grupo humano más dinámico desde el punto de vista del trabajo y el emprendimiento, la innovación o la movilidad, el que aglutina las cohortes entre 15 y 44 años de edad, sufre una gravísima contracción (cae del 43,1 en 2006 al 31,2% en 2023). A su vez, el crecimiento natural está hundido (el bienio 2021-2022 arroja un saldo vegetativo de 873 defunciones más que nacimientos). Por su parte, la población residente nacida en el extranjero –inmigración– apenas supera el 4,5 por ciento, muy inferior a la media nacional del 17,4 por ciento.
Paseando la ciudad con cierta atención, se obtiene una triste y dolorosa impresión ante la degradada imagen del propio centro funcional donde se acumulan locales comerciales cerrados y, desde el punto de vista urbanístico, se observa la creciente presencia de edificios abandonados incluso en estado ruinoso en pleno centro histórico. En resumen, múltiples indicadores propios de un espacio en decadencia, sin apenas iniciativa y apertura a nuevos negocios y actividades innovadoras, que no solo no atrae inmigrantes sino que expulsa (bajos salarios y temporalidad del trabajo, rigidez o escasa oferta laboral, carestía de la vivienda, percepción negativa de la coyuntura local) al menguante colectivo de jóvenes incluso a los bien formados quienes, en gran medida, han de recalar en el gran sumidero de capital humano joven que es Madrid.
4. En conclusión, es urgente fraguar consensos políticos en torno a proyectos de reindustrialización y regeneración urbana y social. Hay que prestar atención a la diversificación industrial de los nuevos proyectos que se vienen citando como posibles ya que predominan los vinculados a las energías renovables y al reciclado de sus desechos (lo que no siempre las hace limpias), siempre de la mano de capitales foráneos. La regeneración urbana y social, tiene en los bajos salarios y el acceso a la vivienda el principal motivo de frustración de muchos jóvenes y no tan jóvenes. Es lamentable la ausencia absoluta de promoción de vivienda social en alquiler por parte de la administración autonómica y local durante el último cuarto de siglo.