Una excavación en un castro de La Cabrera muestra evidencias de la caída del poderío de Roma en el sur de León
Una intervención arqueológica de la Universidad de Oviedo en los restos de un poblado fortificado situado en La Cuesta (Truchas) muestra cómo se vivía entre los siglos IV y V, con la desaparición de la Legio VII y la llegada de los suevos a una zona que había abandonado ya las grandes minas de oro
No es habitual encontrar evidencias de la pérdida de poder de Roma en el convento astur. Pues al parecer una investigación arqueológica de la Universidad de Oviedo en un pueblo del municipio de Truchas lo ha conseguido.
Un equipo liderado por el arqueólogo Andrés Menéndez-Blanco, del grupo de investigación Llabor de la Universidad de Oviedo, arroja luz sobre el abandono de las estructuras de poder y militar del Imperio Romano en La Cuesta, en la Comarca de La Cabrera en lo que hoy es actualmente el sur de la provincia de León.
Los trabajos han permitido hallar restos de un almacén de los siglos IV y V con más de medio millar de restos cerámicos. “Los investigadores destacan que es la primera excavación arqueológica de un poblado de este periodo en la montaña suroccidental leonesa, por lo que abre nuevas vías para entender una época aún muy desconocida. Los resultados del trabajo de campo han sido publicados recientemente en la revista Studia Histórica. Historia Medieval, de máximo impacto en su área del conocimiento”, explica un comunicado de la universidad ovetense.
La publicación recoge los resultados de una intervención arqueológica desarrollada en los restos de un poblado fortificado situado en la aldea de La Cuesta, en la comarca de Cabrera, en el suroeste de la provincia de León. Es conocido también como el poblado de Los Caleyos o El Castru. La primera fase de los trabajos se inició en 2018, gracias a la financiación del Ayuntamiento de Truchas y el Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León, y consistió en la prospección del yacimiento y excavación de un área en su interior. Los minuciosos trabajos de laboratorio posteriores se prolongaron en el tiempo hasta ver la luz en la publicación final de los resultados.
Descubrimientos sobre la mal llamada 'Edad Oscura'
“Estos trabajos han permitido cambiar radicalmente la idea que se tenía de este yacimiento”, aseguran los arqueólogos asturianos. Las investigaciones realizadas anteriormente consideraban que se trataba de un castro relacionado con la intensísima actividad minera de oro desarrollada en época romana altMomento de enormes explotaciones mineras de oro, como Las Médulas, alimentadas de agua para el ruina montium con cientos y cientos de canales, convirtiendo a La Cabrera en una de las zonas con una red hidráulica de las más grandes e importantes del mundo antiguo.
Sin embargo, la excavación ha sacado a la luz los restos de una construcción de los siglos IV y V d.C., lo que lo sitúa en el poco conocido período de desestructuración del Imperio Romano e inicios de la Tardoantigüedad que daría paso a la Alta Edad Media. Según Menéndez-Blanco: “Tuvimos la suerte de dar con los restos de un almacén en el que recuperamos una gran cantidad de material cerámico que nos aportó mucha información del yacimiento”. “De hecho, durante la excavación recuperamos más de medio millar de fragmentos de cerámica, la mayoría de ellos relacionados con la cocina y el almacenaje, además de una pesa de balanza y otras piezas metálicas”, añade este investigador.
Para el equipo, los resultados “son sumamente interesantes porque aportan los primeros datos sobre este periodo en la extensa y montañosa comarca del sur de la actual provincia de León” (no el sur del convento Astur que llegaba hasta el Lago de Sanabria). “Otros equipos desarrollaron o están desarrollando investigaciones sobre la minería romana y los asentamientos altoimperiales, pero esta fase final del Imperio aún era completamente desconocida en la zona”, afirma Menéndez-Blanco.
Desaparición de la Legio VII y llegada de los suevos
El abandono de las grandes explotaciones auríferas y las crisis en los limes germánico y danubiano (las fronteras con los pueblos germanos escitas y hunos, a los que los romanos llamaban despectivamente bárbaros) provocó la retirada cada vez de más tropa de la Legio VII Gemina, perdiéndosele la pista ala unidad entera a mitad del siglo IV. Pese a estar citada en la Notitia Dignitatum de primeros del siglo V (409 d.C.) todavía acantonada en Castra Legio (como tropa limitanei) no está claro que el documento refleje la realidad. Precisamente ese año entraron contingentes de suevos, vándalos y alanos en la península, sin que se tengan noticias de resistencia alguna por parte de esas tropas legionarias supuestamente acantonadas en el viejo campamento romano sobre el que se aposenta el casco viejo de la actual ciudad de León. Al final quedó asentado en la zona noroeste de la península ibérica el primer pueblo germano, junto con un contingente de vándalos silingos como foederati (tropas federadas con Roma para proteger los intereses de las familias hispanorromanas).
Así en 411 suevos y vándalos silingos terminaron asentándose en la provincia de la Gallaecia (a la que pertenecía el convento jurídico asturicense), firmando un pacto (foedus) con el emperador Honorio por el que el territorio se convertía en federado de Roma como regnum (reino) y los suevos obtenían la ciudadanía romana, pasando a ser romanos (por el Edicto de Caracalla), con el papel de tropa militar sustituta de las legiones, y estableciendo su centro político en Bracara Augusta (actual Braga, en Portugal) hasta su anexión por los visigodos en el 580. Las últimas posesiones del Imperio Romano (con capital única ya en Constantinopla desde el 476, y que no cayó hasta 1453) en la península ibérica se datan hasta el reinado del visigodo Suintila en el 624, que consigue la unificación política de la Hispania visigoda hasta que en el 711 comienza la verdadera Alta Edad Media, dejando atrás la tardoantigüedad, con la llegada de los musulmanes que provoca la absoluta desaparición de las estructuras sociales y políticas hispanorromanas.
Hallazgos excepcionales de una época desconocida
Los hallazgos son excepcionales no solo en esta comarca, sino que “en todo el noroeste peninsular” sigue siendo esos años de la entrada de los pueblos germanos al principio del siglo V, los de la desaparición del Imperium militar romano. “Una época de la que sabemos muy poco, con comunidades enteras, como Asturias, en las que apenas tenemos un puñado de indicios dispersos”, destaca el director de la investigación. Además, esta intervención pone encima de la mesa también nuevos datos sobre un fenómeno reconocido en algunos territorios al final del Imperio: la creación de poblados fortificados en altura. Aunque cada vez se conocen más, todavía hay muchos interrogantes abiertos sobre la extensión o las razones de este fenómeno.
Referencia: Menéndez-Blanco, A., Ordóñez Bellón, I., González-Álvarez, D., Álvarez Martínez, V., Costa-García, J. M., & Fernández Calderón, N. (2024). 'La montaña suroccidental leonesa entre el fin del Imperio Romano y la Alta Edad Media: el poblado fortificado de Los Caleyos (La Cuesta, cabrera)'. Revista Studia Historica. Historia Medieval, 42(2); mayo de 2024 | DOI: 10.14201/shhme.31178.
Créditos del artículo académico
El artículo ahora publicado, titulado 'La montaña suroccidental leonesa entre el fin del Imperio Romano y la Alta Edad Media: el poblado fortificado de Los Caleyos (La Cuesta, Cabrera)', forma parte del último número de la revista Studia Historica. Historia Medieval, de la Universidad de Salamanca, según información facilitada por el Gabinete de Comunicación de la Universidad de Oviedo, que se reproduce a continuación:
La publicación de este artículo ha sido posible gracias al contrato de Andrés Menéndez-Blanco en la Universidad de Oviedo (programa Margarita Salas), financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades con fondos de la Unión Europea-NextGenerationEu a través del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Además, el proyecto ha contado con la colaboración del Instituto de Ciencias del Patrimonio (Incipit) del CSIC, que facilitó medios técnicos para la ejecución de los trabajos, y de la colaboración de distintas personas y asociaciones como la Junta Vecinal de La Cuesta y el Institutu d’Estudios Cabreireses.
Junto a Menéndez-Blanco, lo firman Irene Ordóñez Bellón (arqueóloga independiente), David González-Álvarez (investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC), Valentín Álvarez Martínez (arqueólogo independente), José Manuel Costa-García (profesor de la Universidad de Salamanca) y Noelia Fernández Calderón (restauradora de la empresa Castrum).