A la cara seguramente más dramática de la castigada sanidad en la comarca de El Bierzo se le puso rostro de mujer en 2019. Fue el de Eva María Arias, que logró hacer entender las consecuencias del retraso en la implantación del anhelado servicio de Radioterapia para ahorrar a los pacientes viajes a León o Salamanca. “Había días en que llegaba agotada del viaje de vuelta y no podía ni subir las escaleras de mi casa”, cuenta ahora. El calvario por el que atraviesan los enfermos de cáncer en la zona tuvo una fecha como si fuera una estación de un viacrucis: el pasado 21 de mayo, jornada en la que la baja simultánea de dos profesionales obligó a suspender sus consultas en el Hospital El Bierzo. A Arias le dieron cita dos días después de su queja pública y a Oncología la dotaron de cuatro especialistas dos semanas después del día en blanco. A los problemas estructurales se les dan soluciones todavía coyunturales. Y la herida de la sanidad berciana sigue sangrando.
Las tiritas ya no contienen una hemorragia que comienza en la Atención Primaria. La vocación se convierte en rutina para una médica con más de tres décadas de experiencia, la mayor parte de ella en el área rural. Superada ya la frontera de los 60, cansada de una falta de personal que hace que las sustituciones se dilaten en el tiempo saturando a los profesionales, no dudará si le ofrecen próximamente la jubilación. “Ahora cualquier destino es malo; y antes no era así”, advierte al poner otra comparación temporal para las plantillas de los pueblos destinada a los centros de salud y los consultorios médicos: “Antes los del centro íbamos a los pueblos; y ahora se cierra lo periférico y se concentra todo en el centro de salud”, contrasta en un contexto añadido de envejecimiento y dispersión de la población muy notable en la comarca. “A mí me gustaba mucho mi trabajo; pero ahora lo hago con una sensación de rutina”, reconoce.
“Si hubiera conocido antes la realidad, quizá me habría planteado alguna otra opción”, admite una médica de familia criada en El Bierzo que ahora trabaja en la Comunidad Valenciana tras haber renunciado temporalmente a ejercer la profesión. Los problemas no son exclusivos de la comarca berciana. Las agendas diarias de pacientes y las horas de trabajo se prolongan más allá de lo previsto, lo que lastra otras facetas como la investigación. No obstante, los facultativos disponen en otras latitudes de más margen de maniobra, por ejemplo para solicitar pruebas diagnósticas. Ella se pone en la piel de un médico rural de la comarca: “Tiene que tener mucha formación, mucha confianza en sí mismo y hacer muchos kilómetros”. Sin un vínculo emocional, entiende que no será fácil fidelizarlo. “Si no eres de El Bierzo, qué incentivo vas a tener para trabajar allí”, se pregunta en voz alta antes de concluir: “Ya está bien de abusar de nuestra vocación”.
Hay quien directamente denuncia “una falta de inversiones que va en favor de las opciones privatizadoras”, señala un enfermero con experiencia en el medio rural y antiguo miembro de la Junta de Personal que pone enmiendas cuando se alude recurrentemente a factores en contra como el envejecimiento y la dispersión de la población. “Eso siempre ha estado ahí. El envejecimiento no ha sido repentino. El Bierzo es casi una provincia. Y los problemas se agudizan si no hay recursos”, apunta con un argumento añadido: el del impacto, a su juicio negativo, que tuvo a mediados de la década pasada aglutinar en una gerencia integrada la Atención Primaria y la Especializada. Al final ambas parcelas funcionan como vasos comunicantes. Si las prestaciones resultaran adecuadas en la primera, eso “evitaría colapsar los hospitales”.
La médica de familia con más de tres décadas de experiencia tiene perspectiva para detectar unos cambios que van más allá de lo territorial. “La sociedad hoy te pide soluciones rápidas. Quiere que la atención médica sea como consultar en Google. Vivimos en una sociedad del yo”, alerta sin dejar de lamentar también que el foco social y mediático alumbre con menos intensidad a la Atención Primaria que a la Especializada. “Las inversiones en Primaria no tienen el brillo mediático de una inversión hospitalaria”, coincide su colega asentada en la Comunidad Valenciana sin dejar de admitir que tras la pandemia sí se está prestando más cobertura a lo que sucede en ambulatorios y consultorios (“aunque haría falta hablar aún más”, apostilla) y que ahora existe un interés político por reducir “el tiempo de espera para ver al médico de familia”.
La listas de espera quirúrgica del Hospital El Bierzo es de 3.125 pacientes con una demora media de 136 días en el primer trimestre de 2024 cuando eran 2.048 y 74, respectivamente, en la misma fecha de 2011
Cuando la enfermera Rosa Mansilla empezó a ejercer en 1995, el Hospital El Bierzo “estaba en pañales” al estrenar un año antes las actuales instalaciones de Fuentesnuevas para dar el relevo a la Residencia Sanitaria Camino de Santiago, donde ahora se asienta el Campus Universitario de Ponferrada. La ampliación del número de camas y del espacio dedicado a Urgencias (saturadas recurrentemente cuando en otoño se acumulaban las gripes) fueron caballos de batalla de la Junta de Personal, el órgano de representación laboral que Mansilla llegó a presidir en 2005 con el sindicato UGT (lleva más de una década apartada de la labor sindical). La reforma de Urgencias, para incrementar el espacio físico y dotarla de herramientas como la zona de triaje, solventó aquellas situaciones de colapsos reincidentes y reducir los problemas a “cuestiones puntuales”. El edificio fue creciendo con dotación de nuevos módulos. “Se ha avanzado mucho en tecnología y especialización, pero seguimos cojos en recursos humanos”, analiza.
La falta de personal se traduce ahora que asoman las vacaciones de verano en coberturas que se quedan en un tercio cuando podían cifrarse en la mitad hace 20 años, un lastre más importante si cabe ante el progresivo envejecimiento de la población. Los retrasos en las primeras consultas y pruebas alargan los plazos “a veces hasta un año y medio para el diagnóstico”. El Bierzo, que pudo sacar pecho el ser el primero de Castilla y León en desescalar durante la pandemia con medidas a la vanguardia como las pruebas en coche y una carpa de triaje exterior, queda recurrentemente con León y Salamanca a la cola en listas de espera quirúrgicas (3.125 pacientes con una demora media de 136 días en el primer trimestre de 2024 cuando eran 2.048 y 74, respectivamente, en la misma fecha de 2011).
El sistema sanitario de un área que incluye las cuencas mineras de El Bierzo y Laciana ya había afrontado en su día otros retos como la mayor prevalencia de enfermedades respiratorias, vinculada en parte a problemas típicos como la silicosis. Con el sector del carbón ya cerrado, ahora la mayor carga de trabajo está vinculada a lo que esta enfermera resume en ‘las tres c: cáncer, corazón y carretera’. El Área de Salud de El Bierzo incluye los 38 municipios de la comarca, más Villagatón y Villablino, para donde se proyectó en su día un centro sociosanitario que no se ha desarrollado como estaba previsto para poder descongestionar al Hospital.
Miembros de la Junta de Personal abogan por incentivar la contratación de profesionales sanitarios. “Sería como cuando iba un guardiacivil al País Vasco en tiempos de ETA”, ilustra un representante sindical
Precisamente Villablino iba a contar con una declaración como Zona de Difícil Cobertura, una medida que con Juan Vicente Herrera al frente de la Junta de Castilla y León finalmente no se ejecutó. Miembros de la Junta de Personal solicitan ahora esa figura para el Área de El Bierzo. El delegado del sindicato Satse en este órgano José de la Fuente Canedo define gráficamente lo que implicaría para los profesionales sanitarios: “Sería como cuando iba un guardiacivil al País Vasco en tiempos de ETA”. El responsable legal autonómico del Sindicato Independiente de Empleados Públicos de Sacyl (Cesiv-SINGEFE), Carlos Javier Reguera, pone ejemplos que ya se aplican en la vecina Galicia: “Hay profesionales que pueden quedarse la plaza en propiedad si en un plazo de dos o tres años no se mueven de allí”. “Si no se adoptan este tipo de medidas, será imposible competir con las grandes ciudades”, sostiene Reguera tras citar incentivos como una bonificación para el tiempo de trabajo en El Bierzo en procesos de selección de personal o facilitar la investigación. Y es que la voz de alerta sobre el difícil relevo de médicos y enfermeras de la generación del baby boom ya se había lanzado hace años en España sin que afloraran medidas compensatorias y con un agravante: la emigración de profesionales bien formados y mejor retribuidos en el extranjero.
Las consecuencias se acentúan en áreas apartadas como la comarca berciana. “Las zonas alejadas tienen problemas para atraer a la gente. Y hay quien prefiere estar de interino en Valladolid”, advierte De la Fuente Canedo, que sugiere prestigiar al Hospital convirtiéndolo en centro de formación de alguna especialidad. Reguera abunda al abogar por dotarlo de una unidad de referencia en Castilla y León, que en este caso podría vincularse a Cardiología habida cuenta de que el centro sanitario “es el único de toda Castilla y León que no tiene una unidad de rehabilitación cardíaca” y menos profesionales de esta especialidad que otras zonas incluso menos pobladas en Castilla y León. Y apuesta por “descongestionar” ciertos servicios hospitalarios como el de Oftalmología, para lo que propone rescatar el proyecto de centro de especializades lanzado en el mandato de Gloria Fernández Merayo como alcaldesa de Ponferrada.
Los puntos de sutura en una zona sanitaria sometida muchas veces a remiendos saltan por los aires cuando afectan a enfermedades tan sensibles como el cáncer. Los médicos se llevaban las manos a la cabeza cuando a Eva María Arias, que se descubrió un bulto en un pecho en 2018, tardó dos meses en pasar por una mamografía, comenzó a recibir quimioterapia y se operó en 2019, no acababan de darle cita para la radioterapia. Y ella puso el grito en el cielo cuando en el propio servicio de Atención al Paciente la instaron a trasladar su queja al Hospital de León. Denunció ante los medios de comunicación la situación un martes y ese jueves ya fue citada. Lo que se encontró cuando empezó a recibir las sesiones fue una odisea.
“Es inhumano”, cuenta al describir viajes que al principio se prolongaban al evitar el peaje de la autopista entre Astorga y León y circular por la carretera nacional para recibir un tratamiento que apenas dura unos minutos, la espera por los compañeros, el regreso a veces entre mareos y vómitos y la llegada a casa hasta repetir la experiencia al día siguiente. “Había unos señores de Laciana que tenían que levantarse a las cinco de la mañana y había días que ya no iban”, cuenta para distinguir el trato de los profesionales (sanitarios que los recibían los primeros en León y conductores sin protección ante pasajeros con radioactividad) frente al de los políticos. “Me di cuenta de que los políticos nos usaban en campaña electoral”, señala a cuenta de las recurrentes promesas de dotar a El Bierzo de una Unidad de Radioterapia.
Yo he pasado por un montón de oncólogos. Todos son maravillosos. Pero necesitamos al nuestro, que es el que nos da la mano durante la enfermedad. Ese apoyo es fundamental. Y hay días en que te preguntas: ¿dónde está mi oncóloga, que quiero llorar?
Arias volvió a alzar la voz. Y en 2019 usó la plataforma digital Osoigo para exigir esta dotación, una petición que arrancó más de 7.500 apoyos en la web y 31.000 firmas en papel entregadas al Procurador del Común. Fue a las Cortes de Castilla y León. “Soy consciente de que hay unos plazos, pero lo que menos tenemos los enfermos de cáncer es tiempo”, advierte con el argumento avalado por la OMS (Organización Mundial de la Salud) de que los retrasos en recibir tratamientos incrementan los riesgos de “recurrencia de la enfermedad y de muerte”. A falta todavía de Radioterapia en el Hospital El Bierzo (la Junta ha fijado ahora el horizonte de la primavera de 2026), la privada Clínica Ponferrada comenzó a prestar este servicio en noviembre de 2023 incluyendo un concierto con la sanidad pública ante el que Eva María Arias pregunta cuántos viajes a León se están ahorrando.
A la espera por Radioterapia se sumó el pasado 21 de mayo la suspensión de las consultas por las bajas de los oncólogos. “La falta de personal es un problema importante. Y el traslado de profesionales es una situación provisional, pero la solución debe ser definitiva”, expone el presidente de la Asociación Española contra el Cáncer en León, Estanislao de Luis Calabug, quien también considera que el traslado de pacientes para recibir radioterapia “no es lo más adecuado” al darse “situaciones penosas”. De Luis Calabuig utiliza el mismo calificativo (“provisional”) para analizar la repercusión de la entrada en escena de la Clínica Ponferrada al admitir que el concierto no da una cobertura total a los pacientes de la zona para evitar de forma definitiva los viajes a León.
Ahora ya en fase de consultas, revisiones y tratamientos preventivos, Eva María Arias vuelve a apelar al factor humano al analizar lo que sucedió el pasado 21 de mayo en el Hospital El Bierzo. “Yo he pasado por un montón de oncólogos. Todos son maravillosos. Pero necesitamos al nuestro, que es el que nos da la mano durante la enfermedad. Ese apoyo es fundamental. Y hay días en que te preguntas: ¿dónde está mi oncóloga, que quiero llorar?”, se pregunta antes de volver a emocionarse al mostrarse dispuesta a seguir en la brecha: “Había días en que no podía con mi alma e iba a la televisión porque no podía estar callada ante esta situación. Los bercianos no nos conformamos. Y yo lucharé por la sanidad pública: por mí, por los que ya no están y por los que, desgraciadamente, vendrán”.