Desafiando al supuesto partido del siglo entre el Real Madrid vs Fútbol Club Barcelona —con permiso del Cultural y Deportiva Leonesa vs Sociedad Deportiva Ponferradina— y la supuesta pelea del siglo, Ilia Topuria vs Max Holloway, alrededor de unas cincuenta personas se dieron cita en la sede de la Fundación Cultura Minera (FCM) este sábado cuando la noche caía en Torre del Bierzo.
El motivo no era otro que recuperar la Marcha Minera Nocturna, cuyo camino abrió la asociación Puente Romano y cuya tercera y última edición date de 2019. Pandemia mediante, la Fundación Cultura Minera, de la mano de Ángel Lastra Prieto, director de la Fundación Cultura Minera que recientemente recogió, en nombre de la fundación, el premio de la revista Madrid Magazine a la Trayectoria Profesional y Excelencia, guio los pasos de esta ruta de nuevo kilómetros.
El trazado, una circular que une los pueblos de Torre del Bierzo, Santa Cruz de Montes, Santa Marina de Torre para regresar de nuevo a orillas del río Tremor. El motivo de la ruta, en palabras de Lastra, es “rendir un homenaje a esas marchas mineras nocturnas, sobre todo de carácter reivindicativo, que viajaban a León y a Madrid”, y añade que “intentamos recuperar ese espíritu y esa estética”. La fundación, que al menos realiza una actividad al mes, tiene sus hitos más populares en la jornada de bateo de oro que se celebra en verano y la semana de Santa Bárbara, con el Trail minero ‘El calderín’ como uno de sus iconos junto al concurso de pintura rápida.
El desarrollo de la ruta, que en todo momento estuvo acompañada por un coche de apoyo, contó con participantes de un amplio abanico de edades, desde los sesenta hasta la más pequeña de siete. Durante la ruta se pudieron observar con ayuda de las linternas y los focos números restos mineros, entre los que destacan la mina Campomanes Hermanos y una torreta de baldes de carbón. Tanto en Santa Cruz como en Santa Marina los caminantes disfrutaron de un avituallamiento organizado por las respectivas juntas vecinales más una cena al llegar a la sede de la fundación.
Mientras los asistentes disfrutaban de la cena, Ángel mostraba a través de un proyector las fichas de los mineros y mineras con los que cuenta la fundación e invitaba a realizar la visita a la fundación, que consta del propio museo, el hangar y la Mina del Oro, que como quiso matizar el director, “no es una recreación. Es una mina real”.