Un paso definitivo para poner en marcha una comunidad energética autogestionada por vecinos en Lillo del Bierzo
La concesión demanial del Pabellón Deportivo de Lillo del Bierzo, de cara al Proyecto de Ejecución de las Obras de Instalación Solar Fotovoltaica para autoconsumo de los vecinos y vecinas de la comunidad energética del pueblo de Lillo del Bierzo, es una iniciativa pionera en Castilla y León porque es un proyecto que surge de la asamblea de vecinos y vecinas de esta localidad.
La Junta de Gobierno Local del Ayuntamiento de Fabero aprobó el 13 de noviembre el proyecto para instalar las placas de 100 kilovatios para autoconsumo de la comunidad energética de Lillo del Bierzo, a través de la concesión de uso del tejado del polideportivo del pueblo, para la instalación y explotación de placas solares en la cubierta y zona aledaña del edificio municipal. Se encargará de su gestión la Asociación Comunidad Energética de Lillo del Bierzo y dispondrá de una cesión durante 20 años a contar desde el término de la construcción de las instalaciones. A partir de ahora, eso sí, el pueblo va a pedir al Ayuntamiento la prórroga de este período para que se garantice más en el tiempo.
“Este es el primer e imprescindible paso para poner en marcha definitivamente la que va a ser la primera comunidad energética democrática y asamblearia, constituida de forma horizontal, democrática y participativa por los vecinos y vecinas de una localidad”, asegura el colectivo.
La inversión estimada son 72.380 euros para una potencia simultánea de 100Kw de energía fotovoltaica. La Comunidad Energética de Lillo del Bierzo ha haber conseguido para ello una ayuda que reduce el coste final, de manera que la inversión se ajustará en función de esta ayuda de manera proporcionar entre quienes se suman. Se ha calculado que a instalación producirá anualmente energía por valor de 26.684 euros, siendo el coste por inversión de 22.506 euros anuales. Con ese beneficio de 4.178 euros anuales, el colectivo espera que se pueda amortizar la inversión a partir de los tres años de vida.
Cuatro años de recorrido
El camino de este proyecto se inició el 3 de junio de 2021, cuando la Asociación Tierra, Cultura y Arte de Fabero organizó una charla en el municipio con la Cooperativa Energética de Castilla y León, que estaba impulsando la creación de comunidades energéticas. Aquella charla hace más de cuatro años puso los cimientos para que un grupo de los asistentes a la misma se planteara crear una comunidad energética. Se inició el proceso y la primera reunión de constitución se realizó el 21 de julio de 2021 en Lillo del Bierzo, en el paraje de La Pozaca.
La idea era crear una nueva cultura en la generación, distribución y uso de la energía, para que la transición energética sea realmente justa, tenga perspectiva de economía social y contribuya a la renovación de El Bierzo, frente al alza de precios de la energía, a las consecuencias de los insostenibles macroproyectos de “empresas que se quieren hacer de nuevo con el monopolio y la explotación de las zonas rurales como zonas de sacrificio para generar energía para las grandes urbes”. Pero también como alternativa de creación de un tejido social y de alternativas sostenibles ante la creciente despoblación del territorio.
Como tal, la comunidad energética de Lillo se formalizó en febrero de 2022, legalizándose posteriormente como asociación en enero de 2023, con una clara dimensión social, que pretende el beneficio colectivo de los vecinos y vecinas. Y es que las comunidades energéticas son una herramienta fundamental para la lucha contra el cambio climático, la lucha contra la pobreza energética y la despoblación de los municipios, y esta iniciativa pionera en este terreno por su carácter asambleario, participativo y abierto, permitirá el uso comunitario de las energías renovables sirviendo de semilla para la generación de nuevos proyectos con objetivos sociales, económicos y medioambientales para todos los habitantes de la localidad de Lillo del Bierzo y del municipio de Fabero.
Una larga historia de lucha colectiva
Todo ha sido posible gracias a una larga tradición histórica arraigada en la localidad de Lillo del Bierzo, cuya memoria colectiva está estrechamente vinculada a las luchas comunitarias frente a empresas extractivas, como las de Victorino Alonso o Antracitas de Fabero, y “los abusos en el cielo abierto de la Gran Corta, que intentaron convertir el territorio en un espacio de expolio de sus bienes comunes”, aseguran. Frente a estos intentos de apropiación, el pueblo se organizó, se unió y se rebeló, defendiendo de forma activa su soberanía comunal y su derecho a decidir sobre el territorio.
La primera acción, tras una asamblea de todo el pueblo en 1975, fue parar las palas que arrasaban el Curón sin la autorización del pueblo. Ahí se firmó el primer contrato en el que se obligaba a la empresa a pagar un canon por cada tonelada extraída, y restaurar el monte al finalizar la explotación cubriéndolo como estaba antes con una capa de tierra vegetal de al menos 30 centímetros, para que pudiera ser repoblada. Se le requisaron a la empresa varias toneladas de carbón, en depósito, por si la empresa no cumplía lo pactado.
En Lillo este espíritu de lucha colectiva es memoria, y el pueblo siempre ha sido el protagonista de su propia historia. Por eso, las raíces comunitarias, que se han visto plasmadas en este proyecto, se extienden a su historia de trabajos comunitarios que se realizaron por parte de todo el pueblo para la instalación del agua, los desagües, los ensanches y el pavimento de las calles, realizados a pico y pala como expresión concreta del esfuerzo, la organización y el compromiso colectivo.
Como asociación se ha conseguido una subvención del Ministerio para autoconsumo compartido, que permitirá reducir el coste de la instalación colectiva, y se han ido dando pasos para llevar adelante el proyecto, en colaboración con el Ayuntamiento de Fabero, la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden) y el Ente Público Regional de la Energía de Castilla y León, organismos públicos que ayudan y asesoran en el desarrollo de estas comunidades energéticas.
Esta iniciativa pionera, supone una instalación que tendrá una vida superior a los 25 años en los que la energía verde producida por el sol sustituirá progresivamente las fuentes de energía contaminante gracias a la propia instalación, a la sustitución de hábitos de consumo, implicación personal y mayor responsabilidad colectiva en el uso de la energía. Los integrantes de la nueva Comunidad Energética contarán con el apoyo de tecnología del Internet de las cosas (IoT) aplicado a la gestión integral de edificios. En conjunto la nueva Comunidad Energética evitará la emisión de 84,64 tn anuales de CO2.