De la primera hornada de Podemos a la primera cosecha de miel: el viaje de una migrante climática a El Bierzo
Una tarde de sábado del mes de noviembre, con el sol ocultándose detrás de las montañas y una temperatura nada habitual para la época (quince grados marcaba el termómetro), Lola Sánchez Caldentey recibe a ILEON en su casa de Tombrio de Arriba, a medio camino entre Toreno y Fabero, en la comarca del Bierzo. La que hace diez años fuese eurodiputada con el primer Podemos, y reconocida con cuatro premios internacionales (pese a la contraprogramación de su propio partido) al aprobarse con holgada mayoría su iniciativa para regular la cadena de valor del sector textil en el pleno del Parlamento Europeo, hoy es apicultora y trabaja en el Ayuntamiento de Fabero como técnica de innovación y emprendimiento dentro de un programa de la Unión Europea para el desarrollo rural. Lola acaba de recolectar su primera cosecha, demostrando que en la política institucional no solo hay puertas giratorias, también las hay que conducen a un pueblo del Bierzo.
“Estar en el Parlamento Europeo me demostró que es prácticamente imposible cambiar ciertas dinámicas, modificar mínimamente esta deriva de autodestrucción que estamos tomando”, analiza tras una breve pausa pensando la respuesta, para continuar diciendo que “el piensa globalmente y actúa localmente no es un mensaje vacío, es lo que estoy intentando hacer en este pequeño pueblo”. Lola no tiene un buen concepto de la política institucional en la actualidad, y buena parte de ello la tienen ciertos medios, asevera, que contribuyen a que se olvide lo importante y solo se transmita el bulo, la noticia espectáculo, sin importar si con ello destrozas la imagen de una persona para el resto de su vida, aunque luego se demuestre su inocencia.
El declive de aquel Podemos
“En Podemos, como estamos acostumbradas a escuchar, toda la culpa es de la prensa, toda, pero es muy fácil comprobar que la autodestrucción fue el mayor problema”, indica Sánchez Caldentey, para añadir como resumen que “la política institucional y los partidos políticos a nivel interno, actualmente, son una máquina trituradora de personas”. Para quien quiera indagar un poco más, este podcast sobre Podemos, con el título ‘Pastillas y Telegram’ es un buen ejemplo. Según esta valenciana afincada en el Bierzo, la gente que pasa por las instituciones no quiere volver y la gente que se lo piensa, al ver esto, se echa para atrás. “Se está alejando a la gente de las primeras filas y el precio que se paga con ello es muy caro. Estoy convencida de que estamos perdiendo perfiles valiosos en la izquierda, personas que en otro contexto se animarían a hacer política. Hoy la izquierda es un pedregal y me temo siga siéndolo durante un tiempo. Nadie cree en nada ni confía en nadie, y es un legado difícil de enterrar”.
Lola recuerda que, de una forma muy sutil, Pablo Iglesias, cuando se acercaba el fin de aquel mandado, 2014-2019, le propuso de una forma muy fina espiar a un compañero en la Eurocámara, concretamente a Miguel Urbán, “y eso que era de su cuerda, imagínate lo que haría con los que no. Lamentablemente, así actúa habitualmente Iglesias. No le importa nada más que mantener poder, caiga quien caiga y como caiga”, apunta.
En sus propias carnes vivió una marginación por no postularse con fe ciega ante el líder de la formación, Pablo Iglesias Turrión. “La portavocía del grupo va en función de la antigüedad, y a mi Iglesias me saltó dos veces, la primera para nombrar a Tania González Peñas, a la que se lo hizo pasar muy mal, y la segunda para nombrar a Miguel Urbán, al que luego me insinuó espiar. Vamos, todos los vicios de la vieja política en menos de cinco años, de regeneración democrática, nada”, sentencia. Finalizando la conversación sobre Podemos, Lola saca a la palestra un tema de actualidad. Pablo Iglesias actualmente es tertuliano en ‘Las mañanas’ de RNE y del programa ’59 segundos’ de TVE e Irene Montero acaba de anunciar su fichaje, siendo europarlamentaria, como tertuliana en el programa ‘Todo es mentira’, de Cuatro. “Repitieron y repiten hasta la extenuación que los medios persiguen a Podemos, que los medios odian a Podemos, sin embargo, ahí tienes a los dos. No hace falta añadir nada más”, concluye.
Viaje y vida en el Bierzo
Ante la pregunta de por qué vivir en un pueblo, Lola da tres razones. La primera, el precio del suelo, la segunda, el precio de la vivienda y la tercera, el clima. “Yo soy una migrante climática. En Cartagena no podía plantearme ciertos proyectos que tenía en mente, ya fuera por la temperatura o por el agua, y en el norte sí se dan esas condiciones”, señala. Lola está segura de haber dejado la política institucional, pero no la política, ya que según indica, todo es política. “Las acciones que realizamos impactan en el terrero, como en mi caso, ser apicultora, y eso, de una forma u otra, también es política”.
Una vez en el Bierzo, Lola se planteó qué alternativas ofrece la comarca, y un curso de la UNED de Ponferrada le dio el empujón definitivo a la apicultura. Preguntada sobre la primera cosecha, responde, “la cosecha va muy bien, pero el cambio climático va muy mal”. Explicando esta frase, describe que la última primavera la reina no pudo salir para ser fecundada debido a las intensas lluvias, con la subida de la temperatura las abejas salen a buscar polen cunado no hay y a esto hay que sumar una globalización mal llevada, con la introducciónn de la avispa asiática y la varroa, que se introdujo en España a través de la madera importada de Asia. “Hablo con apicultores de la zona, gente con cierta experiencia a sus espaldas, y me dicen que no son capaces de leer una colmena. A veces las abejas no saben en qué estación están”, lamenta.
El otro trabajo, Lola lo desarrolla en el Ayuntamiento de Fabero como técnica de innovación de emprendimiento. La labor consiste ayudar a las personas del municipio a conseguir y gestionar las ayudas, ya sean del propio ayuntamiento, de la Diputación de León, de la Junta, del Estado o de la Unión Europea. Esta valenciana afincada en el Bierzo explica con optimismo el nuevo proyecto de su trabajo en el Ayuntamiento de Fabero. “Hicimos una encuesta en el pueblo sobre qué curso para el autoempleo preferían hacer: Ganadería ecológica, castañicultura y procesado, viticultura ecológica y cultivo y procesado de plantas aromáticas y medicinales, y la mayoría eligió este último”. Una vez finalizado el curso, el proyecto consiste en montar una pequeña cooperativa en el municipio, atendiendo al espacio que hay en la comarca para esta actividad. “Aquí se vende en bruto, no se atiende al procesado, que es una de las partes más importantes en cuanto a puestos de trabajo y beneficios. Nuestra idea es llenar ese hueco”.
Finalizando la conversación, ya de noche, con una tarta de castaña y zanahoria, rodeada de sus tres perros y siete gatos, esta berciana de adopción afirma que algo muy grave tiene que pasar para no continuar viviendo en Tombrio. Lola quiere finalizar la entrevista asegurando que, en los pueblos, al menos los que ella conoce, hay demanda de cultura. “La vida es más sosegada y eso da pie a pensar y a hacer lo que realmente te gusta. Disfrutas más lo que haces, disfrutas más lo que vives.”