La imagen de la virgen de la iglesia de Santa María de la localidad berciana de Lusío, en el municipio de Oencia, regresó este miércoles al pequeño templo tras permanecer tres días resguardada en una de las pocas casas que el fuego no ha destruido. Una descendiente de la localidad, Susana, decidió resguarla para evitar que pudiera ser destruida en caso de que las llamas del incendio que afecta a la zona alcanzasen el templo. Finalmente, no fue así, y tampoco se vio dañado el cementerio anexo. “La iglesia se ha salvado gracias a que la desbrozamos”, afirma con rotundidad en un pueblo al que también han acudido bomberos del Ayuntamiento de Soria.
La familia de Susana ha perdido varias propiedades, entre ellas, la casa que era de sus abuelos y en la que residía Toñin, uno de los tres vecinos permanentes del pueblo, “el único que lo mantenía limpio y con vida”, recalca su sobrina. El resto están arrasadas, salvo la que eligió como refugio de la imagen religiosa, confiada -como así fue- en que el perímetro de protección habilitado la mantuviese a salvo.
La virgen retorna así al recinto del que no se recuerda si salió alguna vez y que hace tiempo que acoge principalmente las misas que los familiares encargan en memoria de los difuntos del pueblo. Justo este miércoles debía celebrarse el cabo de año de un tío de Susana. En su lugar, los presentes intentan asimilar lo ocurrido y cuentan a quienes les quieran escuchar que necesitan ayuda. “Hay que desescombrar, restaurar y reforestar. Y lo más urgente, restablecer luz y agua”, resume Susana.
También quiere compartir una reflexión sobre lo vivido estos intensos días. “Somos un país muy solidario; la solidaridad llega, lo que no llega es la unión de la gente. Si nos hubiésemos tirado a las calles para pedir el nivel 3, se hubiera hecho y si hubiese llegado un hidroavión, se apagaba rápidamente”, manifiesta mientras se prepara para desplazarse a otro pueblo del entorno. “Vamos a salvar lo que podamos”, concluye no sin antes dejar también un mensaje para las instituciones: “Si ves que no llegas, pide. ¿Y para qué queremos un Ejército?”.
“Es tan grande la devastación que hay, que no puedes hacer nada. Tienen que venir y limpiar todo esto. Que respondan ahora las administraciones, ya que antes nos han abandonado”. Es la petición que hizo este miércoles Silvia, afectada por el incendio que ha dejado un rastro de destrucción en parte del municipio berciano de Oencia. La casa de sus padres, en Lusío, es una de las muchas que han sido devoradas por las llamas.
El fuego se llevo por delante más de cien años recuerdos de vida familiar. Muebles restaurados y todo tipo de objetos han desaparecido. “Aquí tengo todas mis raíces, mi infancia… aunque me quiera plantear recuperar, intentar levantar esto otra vez… está todo el pueblo; no puedo hacer nada. Es todo destrucción alrededor. Las casas que rodean la mía están a punto de caerse” lamenta antes de reiterar la petición de ayuda: “La que no nos han dado antes, la necesitamos ahora para que vengan y limpien todo y lo dejen en condiciones para que a lo mejor, en un futuro, poder volver a levantar la casa que con mucho esfuerzo fueron construyendo y arreglando nuestros padres”.
La falta de medios, subraya, hizo imposible que el arduo trabajo de quienes disponían de “cuatro hoces y un tractor” fuera suficiente para impedir la invasión de las llamas. “Confías y no mandaron a nadie. El fuego se podía haber apagado con un helicóptero, por la zona por la que entró, avanzaba despacito, y aquí no vino nadie”, lamenta.