La abogada de la víctima de Bembibre niega que mediara una pelea y habla de ataque “por la espalda” y premeditado
La abogada de la familia del hombre asesinado el pasado viernes en la plaza Santa Bárbara de Bembibre ha negado que este crimen tuviera origen en una pelea entre ambos, sino que se trató de un ataque premeditado, además de “absolutamente injustificado, sorpresivo y letal” contra Juan da Rosa, un episodio tras el cual intervinieron dos agentes de la Policía Nacional jubilados hasta la llegada de las fuerzas de seguridad y los servicios sanitarios.
Se da la circunstancia de que ambos tenían fijado para mañana un juicio sobre una agresión anterior, supuestamente cometida por el mismo hombre contra la misma víctima el 10 de julio de 2024, cuando sufrió “graves lesiones” según la abogada, sin que la Justicia aceptara tomar medidas cautelares de alejamiento.
La representante de la familia, Emilia Esteban, ha planteado a través de un comunicado que en este ataque el supuesto autor de la muerte de su cliente actuó “de forma premeditada, con alevosía y extrema violencia, aprovechando un momento de total indefensión” de la víctima, para lo que cita las diligencias de la investigación y los testimonios recabados de los testigos.
Según su relato, el ataque se produjo “por la espalda y sin mediar provocación ni enfrentamiento previo, con la única finalidad de causarle la muerte”, causada al parecer por los golpes dados por el supuesto agresor con un arma de fuego fabricada de forma artesanal.
Ha enfatizado que “en ningún momento” su cliente “respondió al ataque ni participó en discusión alguna, ni profirió amenaza ni realizó conducta alguna que justificase, ni de forma remota, el uso de la violencia contra su persona”.
La abogada ha lamentado que los hechos desencadenados el pasado viernes hayan sido grabados y emitidos por redes sociales y algún medio de comunicación, lo que ha causado un “enorme daño emocional” a los familiares y amigos del fallecido.
Según el criterio de la abogada, estas publicaciones, además de vulnerar el derecho a la intimidad y a la propia imagen del fallecido y de sus seres queridos, pueden “ser objeto de delito y agravan el sufrimiento de los familiares, quienes no solo deben afrontar la pérdida irreparable de su ser querido, sino también la humillación de ver divulgadas imágenes que atentan contra la dignidad de la persona y el respeto que merece quien ha sido víctima de un ataque tan atroz”.
