Fornela contiene el fuego con implicación vecinal, falta de cobertura, desalojos y regresos anticipados en pleno agosto

El incendio forestal de Anllares del Sil amenaza los pueblos de Fornela.

César Fernández

Fornela, agosto y fiestas era hasta este 2025 la ecuación de cada verano en el valle. El fuego pone ahora a esta operación una incógnita por despejar tras la amenaza que ha obligado en las últimas horas a desalojar a seis de sus siete localidades por la evolución del incendio de Anllares del Sil, uno de los casi una decena que se mantienen en nivel 2 de peligrosidad en la provincia de León. “La noche ha sido tranquila”, dice a primera hora de la mañana de este martes la alcaldesa de Peranzanes (el municipio que da forma administrativa al valle), Henar García, en conversación telefónica vía whatsapp debido a que las llamas han quemado el repetidor en Faro.

Precisamente en Faro un grupo de voluntarios, entre ellos varios ganaderos, han mantenido a raya el fuego durante la noche. Y es que en Fornela se ha repetido el esquema de otras evacuaciones en la provincia: la población mayor ha salido en masa de las localidades, pero mucha gente joven se ha quedado para proteger las propiedades, ahora amenadas por las llamas en esta zona de extraordinario valor natural, patrimonial y paisajístico que forma parte de la Reserva de la Biosfera de los Ancares Leoneses.

El desalojo fue, en la tarde de este lunes rápido y “ordenado” más allá de “algún crítico”, señala la regidora, quien sí echó en falta una mejor comunicación en la tarde de este lunes cuando cambió el viento “de forma repentina” en Anllarinos del Sil y comprometió la manera de salir del valle. La comunicación es, precisamente, otro hándicap ahora que falla la cobertura y la alcaldesa ya sopesa tirar de otros medios como los walkman.

“Nos vimos desbordados. Nadie nos llamó antes. Y la decisión se tuvo que tomar de improviso”, cuenta sobre el episodio de la tarde de este lunes que terminó con la evacuación de seis de sus siete localidades (Guímara, Trascastro, Chano, Peranzanes, Faro y Cariseda, todas menos Fresnedelo) y Argayo del Sil, esta última perteneciente al municipio de Páramo del Sil.

La población evacuada (la Subdelegación del Gobierno la cifra en medio millar de personas) ha quedado en parte en Fabero y Páramo del Sil, si bien la alcaldesa reconoce que parte de los oriundos que pasan agosto en el valle ya han regresado a sus domicilios habituales durante el año en Ponferrada, León, Asturias, Madrid o Barcelona, lugares en los que se fueron asentando vecinos fornelos que durante varias generaciones se dedicaron mayoritariamente a la venta ambulante hasta el punto de haber desarrollado una jerga propia, el burón.

El burón es seña de identidad del valle, como las danzas ancestrales que todavía pudieron celebrarse este año por el 15 de agosto, epicentro de unas celebraciones que implican a las diferentes localidades. “Pero el último día ya hubo que cancelarlas”, señala García para reconocer la incertidumbre de esos días a la hora de decidir si celebrar o no las fiestas. “Yo preguntaba qué hacer. Y nadie me sabía responder”, dice la alcaldesa tras agradecer la solidaridad de los municipios vecinos de Fabero y Páramo del Sil en este agosto tan diferente a lo habitual en Fornela.

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