Yolanda Ordás, pregonera en Ponferrada tras 66 años en la radio: “No se valora la importancia de una emisora local”

La Virgen del Pilar no se portó bien el año pasado con la periodista radiofónica Yolanda Ordás (Ponferrada, León, 1938). El 12 de octubre de 2022 se cayó, rompió la clavícula y un hombro. Y se vio apartada de una pasión por el micrófono que suma ya 66 años apenas interrumpida por el nacimiento de sus cinco hijas, tres de las cuales se sintieron también atraídas por las ondas en una trayectoria compartida con su marido, el recordado Ignacio Linares. Ahora que como buena berciana toca encomendarse a la Virgen de la Encina, la comunicadora podrá dirigirse a la patrona de la comarca como pregonera de las fiestas de Ponferrada para ser profeta en su tierra tras haber anunciado las celebraciones de un puñado de pueblos del Bierzo. “Me falta la trompetilla”, cuenta, divertida, al otro lado del teléfono. Su voz, reconocible por varias generaciones de paisanos, se alza para reivindicar su oficio (“nadie valorará nunca la importancia de una emisora local”) y su terruño (“que los políticos trabajen por su futuro”).

“¡Yolanda, te cogieron otra vez!”, le dicen estos días por la calle cuando la paran para darle la enhorabuena con el convencimiento de que ya tuvo que ser en algún momento pregonera de la Encina. “Es algo que tenía ahí. Haber sido pregonera de tantos pueblos y que no lo fuera del mío… Aunque nunca lo comenté con nadie”, admite quien contaba ya con la Medalla de Oro de Ponferrada y una estatua en la ciudad; los dos reconocimientos compartidos con su marido, Ignacio Linares (fallecido en 2005), con quien empezó a “jugar a la radio” desde muy jóvenes junto a Luis del Olmo hasta fundar Onda Bierzo en 1987. “Por regla general nos llamaban a los dos. Así que luego, cuando salía al escenario, parecía que me faltaba un brazo”, reconoce ahora que en los días previos a salir este martes 5 de septiembre a las 21.30 horas al balcón del Ayuntamiento de Ponferrada reescribe un pregón plagado de recuerdos: “Sintetizar toda una vida es imposible. Y no hay que cansar a nadie”.

“Lo mío era la música. Yo quería ser directora de orquesta”, cuenta al situarse en los años que pasó de cría en León junto a su tío, el director Odón Alonso. La radio fue al principio una manera de prolongar esa afición. “Entré en el control. Me gustaba ferellar. Había que hacer de todo”, expone sobre aquellos primeros años en Radio Juventud de Ponferrada con el agradecimiento a su impulsor, Ernesto Fernández Vázquez. “Yo quería que la emisora comprara un piano hasta que heredé el de mi tío”, añade. La radio también fue luego una manera de ‘conciliar’ la vida laboral y familiar, cuenta al recordarse los domingos por la tarde haciendo “filigranas” con sus cinco hijas en el control y su marido en el Estadio de Fuentesnuevas cubriendo los partidos de la Deportiva Ponferradina. “Pero yo nunca me quejé. El tiempo, al final, lo sacas de donde haga falta”, asegura al sentirse todavía “fresca” a los 85 años de edad.

El resultado de aquel trabajo, que comenzó de manera formal en 1957, fue una comunión perenne con la audiencia, un “milagro” que deja secuencias aparentemente inverosímiles. “He ido a ver a enfermos y a funerales de gente a la que no conocía de nada”, afirma al citar otras anécdotas como la del señor al que sus hijos oían hablar en voz alta y les replicaba que estaba “discutiendo con Yolanda” o la de que aquel otro que se le declaró en un pueblo cuando ya estaba casada con Linares. “Pues llega usted tarde”, le contestó. “Nadie valorará nunca la importancia que tiene una emisora local; entras en la casa de la gente”, sentencia con el convencimiento de que, en un panorama mediático cambiante por las sucesivas revoluciones tecnológicas, la radio seguirá teniendo futuro. “Yo les decía a mis hijas: no leáis las noticias; contadlas. Y eso sólo es posible en la radio”, dice sin eludir las comparaciones con otros medios. “Cuando empezó la televisión, todos los programas se habían hecho ya en la radio”, apunta con el ejemplo de espacios infantiles en cuya producción le daban 50 pesetas para comprar juguetes en Ponferrada: “Y yo me sentía millonaria”.

Yo les decía a mis hijas: no leáis las noticias; contadlas. Y eso sólo es posible en la radio

La radio local tiene un papel esencial en las fiestas patronales, más todavía las de la Encina de Ponferrada como epicentro de la comarca berciana. Ignacio Linares se “empeñó” desde los inicios en retransmitir la novena. Y los actos centrales del 8 de septiembre, Día del Bierzo, donde se conjuga lo religioso con lo institucional, son una referencia ineludible. “La premisa es que las personas de todos los pueblos puedan vivir las fiestas como si estuvieran en su propia casa. Y eso la gente nos lo agradecía no sabes de qué manera”, constata ahora que los avances tecnológicos facilitan la llegada del sonido con “más nitidez” a través de los micrófonos de Onda Bierzo sin dejar de rememorar cuando en Radio Juventud se celebraba como un triunfo que la cobertura llegara a Bembibre o Astorga.

Peor salud que la radio tiene una comarca en la que las noticias llevan años adoptando un tono declinante al verse azotada por las crisis globales y las autóctonas de un territorio que ha visto cerrar sus principales fuentes de crecimiento económico. La Encina llega apenas una semana después del derribo de las torres de refrigeración y una chimenea de la central térmica Compostilla II de Endesa en Cubillos del Sil, icono del desarrollo mineroenergético del Bierzo: “No entiendo que se derribaran. Yo habría estado en primera fila para pedir que no las tiraran. Ahora hay que pedir prosperidad para el Bierzo. Ya no vamos a hablar de volver a aquella Ponferrada de la Ciudad del Dólar. Pero tenemos que reclamar que al Bierzo se le valore. Tiene una riqueza muchas veces mal explotada. Y hay que exigir a los políticos que sean serios y que trabajen por su futuro”.

Nacida en la parte alta y criada en la baja de Ponferrada sin librarse de aquellas rivalidades entre barrios, Yolanda Ordás escarba en la memoria anterior a la radio hasta situarse de jovencita en la Plaza de la Encina: “Te caían las varillas de los fuegos artificiales. Y tu madre te mandaba para casa a las doce, que era cuando empezaba la fiesta…”. Luego llegaron Radio Juventud, un paso efímero por La Voz de León a la que aterrizaría Francisco Umbral, Radio Cadena Española y Onda Bierzo. Ahora, con 85 años de vida y 66 de oficio, todavía se acerca a la emisora para grabar cuñas o dirigir alguna tertulia: “Siempre hay algo que hacer”. Y este martes 5 de septiembre dará el pistoletazo de salida a las fiestas de la Encina convertida en una institución tan reconocida y reconocible que más de un berciano pensará que ese pregón ya lo había oído antes.