La obra de teatro que pone a la mina al son de ‘La balada del norte’ para contar la última revolución obrera de Europa

'La balada del norte', obra de teatro dirigida por Luis Alija y basada en la novela gráfica de Alfonso Zapico.

César Fernández

“En la mina se muere. Es parte del trabajo. ¡Y yo lo acepto! En la mina se muere, Pompilio…, pero no se mata”, dice Apolonio en la novela gráfica La balada del norte. “Todo ese mundo es muy extremo”, cuenta por teléfono el autor del cómic, el historietista asturiano Alfonso Zapico. Los mineros pasaron en octubre de 1934 de los tajos a las barricadas. La obra de Zapico, una iniciativa colosal sustanciada en cuatro tomos y casi mil páginas, salta ahora a las tablas de la mano del director teatral berciano Luis Alija en una función no menos ambiciosa: de dos horas de duración, un centenar de personajes y música en directo que se estrena este viernes y sábado en el Teatro Bergidum de Ponferrada. El objetivo es también mayúsculo: contar a los espectadores la última gran revolución obrera de Europa.

“¡Siempre contando batallitas! ¡La mitad de la vida en la mina y la otra mitad hablando de ella!”, exclama en la novela gráfica Tristán Valdivia, periodista sin periódico y editor sin éxito, hijo del marqués de Montecorvo, a su vez propietario de la Compañía Minera del Noroeste. Alfonso Zapico nació y se crio en Blimea, parroquia del concejo asturiano de San Martín del Rey Aurelio, en la cuenca minera del Nalón. El carbón estaba omnipresente. Pero el ilustrador tuvo que marchar a Francia hasta instalarse en Angulema, ciudad considerada como la capital del cómic, para reparar en la dimensión épica del sector. Comenzó a trabajar en La balada del norte en 2013, todavía con la resaca de las movilizaciones contra el Gobierno de Mariano Rajoy que fueron algo así como su “canto del cisne”. Y se lanzó a la aventura con el espaldarazo del Premio Nacional del Cómic, recibido en 2012 por Dublinés, sobre la figura de James Joyce.

Luis Alija, criado en Ponferrada con su Montaña de Carbón en el horizonte, dio por casualidad con La balada del norte. O quizá no fuera tan casual. Alija preparaba La parábola del carbón, la obra fruto de la colaboración entre La Térmica Cultural y su compañía Saltantes Teatro para contar las repercusiones de la creación en los años cuarenta del siglo pasado de la primera central térmica de la historia de Endesa, cuando el historiador berciano Alejandro Martínez le habló de la obra de Zapico. “Me interesé, la leí y me gustó”, cuenta el director, que ha articulado la obra en torno a cuatro personajes: el minero Apolonio, el marqués de Montecorvo, Tristán Valdivia e Isolina, estos dos últimos protagonistas de un amor teóricamente imposible entre el hijo del cacique y la hija del líder obrero.

'La balada del norte', obra de teatro dirigida por Luis Alija y basada en la novela gráfica de Alfonso Zapico.

Son también las coordenadas sobre las que pivota el cómic, ambientado en ese pueblo de Montecorvo que podría ser cualquiera de las cuencas asturianas. Con la mina como telón de fondo, la obra se adentra en la Revolución del 34, la insurrección obrera desatada tras la entrada de tres ministros de la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) en el Gobierno de la República en pleno auge de los fascismos en Europa. Alfonso Zapico había pensado en zanjar el cómic con un solo libro hasta que se vio desbordado por la necesidad de invertir las primeras páginas en desgranar un contexto histórico que luego es el aderezo del relato. “Y al final utilicé este hecho histórico para retratar a personas anónimos. Creo que es así como mejor se cuenta la historia”, expone el autor.

Alfonso Zapico, historietista autor de la novela gráfica 'La balada del norte'.

“Lo que me interesa es la vertiente humana, incluso costumbrista, para acercarnos a la historia a través de personas de a pie”, coincide Luis Alija, que ha montado la obra con la supervisión y la complicidad de Zapico hasta dedicar media hora al primer tomo, otra media al segundo y una hora al tercero y el cuarto para redondear dos horas de función. La adaptación teatral pondrá el contexto a través de los periódicos (un recurso también utilizado en el cómic). Ocho actores se desdoblarán para hacer un centenar de personajes (la mayoría producto de la ficción y algunos históricos) en una representación de gran formato de algún modo heredera de aquella en la que relataba el impacto en Ponferrada de la instalación de Compostilla I, la central que supuso el nacimiento de Endesa hoy convertida en La Térmica Cultural. “De no haber hecho antes La parábola del carbón quizá no nos habríamos atrevido a hacer La balada del norte”, confiesa.

Alija repite la fórmula de trasladar episodios históricos al escenario. “Me parece esencial que haya obras de ficción dedicadas a tratar estas cuestiones. Los historiadores a veces hacemos análisis muy concienzudos. Pero al final es importante que pasen por el filtro de artículos en medios de comunicación, películas u obras de teatro, que utilizan códigos mucho más accesibles para el público”, resalta Alejandro Martínez, satisfecho de la “feliz coincidencia” de que su alusión al cómic haya derivado en su versión teatral. Zapico ya había vivido su propia casualidad cuando en una firma de libros el periodista y escritor berciano Carlos Fidalgo le contó cómo en Bembibre los mineros indultaron en su asalto al Sagrado Corazón de Jesús por el color bermellón de su manto. “Cristo rojo, a ti te respetamos por ser de los nuestros”, dejaron a modo de leyenda, recogida entonces en la portada de la popular revista Estampa e incorporada a la novela gráfica. “Es una historia increíble, casi de realismo mágico, y por eso la incluí”, señala el autor.

El problema del carbón es que cuesta mucho sacarlo de las cuencas mineras. Cuesta llevar obras periféricas a otros puntos de España

Luis Alija Director de la obra de teatro ‘La balada del norte’

Son varios los analistas que equiparan el cómic a uno de los episodios nacionales a través de los cuales Benito Pérez Galdós narró la historia del siglo XX en España. La memoria del carbón también se fue activando precisamente durante los últimos años de vigencia del sector, que en la provincia de León cerró en 2018 con el fin de las ayudas a la producción, hasta suscitar una eclosión de novelas, dramaturgia y cinematografía alusiva. Con la experiencia previa de la obra con La Térmica Cultural, Luis Alija reconoce un hándicap. “El problema del carbón es que cuesta mucho sacarlo de las cuencas mineras. Cuesta llevar obras periféricas a otros puntos de España”, apunta para, a renglón seguido, hacer una excepción con la escritora leonesa Noemí Sabugal y su ensayo Hijos del carbón. Alfonso Zapico cree, sin embargo, que la minería tiene componentes teóricamente ideales para cualquier cartelera: “Su eco suena a lucha, rebeldía, historia, muerte, vida, lucha de clases. Son cuestiones universales con las que la gente puede conectar”.

Luis Alija, director de la obra de teatro 'La balada del norte', basada en el cómic homónimo de Alfonso Zapico.

Zapico, que prepara ahora otra novela gráfica con reminiscencias mineras sobre el exilio republicano en Francia, cuenta una historia de hace 90 años poco ficcionada hasta la fecha, pero que ha sobrevivido al paso del tiempo en las cuencas. Alejandro Martínez citas cómo mineros de las movilizaciones de 2010 y 2012 vestían camisetas que tenían como icono el de un dinamitero de la Revolución del 34. Y subraya la importancia de este tipo de obras en el contexto actual, en el que “crece un revisionismo histórico que, con poco criterio pero mucho altavoz, sitúa este episodio como preludio de la Guerra Civil”. El periodista y escritor Enric González hace, en el prólogo al primer tomo, otro paralelismo: “Asturias fue el principio y también el final, porque con las huelgas de 1962 concluyó la vigencia práctica del franquismo bélico. Hasta 1962, la dictadura basó su legitimidad en la victoria de 1939. A partir de entonces, de las huelgas asturianas y de la reunión que el régimen llamó Contubernio de Múnich, la dictadura cambió de paso y desde 1964 se autoproclamó fuerza estabilizadora con el lema 25 años de paz”.

La cuestión es cómo adaptar ese material a la ficción. “Yo me muevo en dos dimensiones”, apunta Zapico para alabar el reto que supone la adaptación teatral: “Me sigue pareciendo muy atrevido y muy valiente”. Alija tira de escenografía y la música en directo de David Varela. “Hemos puesto toda la carne en el asador”, indica para sostener que el de la novela gráfica le ha resultado “un lenguaje superadaptable” al teatro, ahora ya a la espera de comprobar la reacción del público, primero en el Bergidum de Ponferrada y en próximas fechas en escenarios asturianos como el Teatro Jovellanos de Gijón.

El creador de La balada del norte, sobrino de un minero de aquellas últimas movilizaciones de 2012, se vio entonces casi conminado a escribir y dibujar con la tinta de su propio ADN. “Era el momento de contar esa historia”, evoca. Ahora asiste a su adaptación teatral desde la distancia con la esperanza de que la representación “toque la fibra sensible de la gente”. Consciente de que la obra retrata un universo singular, la aderezó con toques cómicos que, esta vez, no fueron fruto de la casualidad. Por las cuencas mineras han pasado momentos de auge y de crisis, revueltas, huelgas, accidentes mortales, reconversiones y cierres. “Y lo que siempre ha resistido es el sentido del humor”, cuenta para ponerle una sonrisa final a esta obra monumental sobre la última gran revolución obrera de la historia de Europa.

Etiquetas
stats